El proyecto para derribar el muro que separaba el Huerto del Rey Moro del resto del vecindario, instalando una puerta por la que se pueda apreciar qué se siembra y qué crece en este huerto urbano , fue muy bien acogido por los vecinos y usuarios de este solar ocupado por los ciudadanos hace ya casi ocho años. Sin embargo, la lenta y defectuosa ejecución de las obras ha propiciado que se produzcan robos, según denuncian los vecinos.
"Las familias vienen al huerto para recoger sus verduras con los niños y resulta que ya no queda nada. Es decepcionante. Se lo han llevado todo", denunció ayer Joaquín Moral, uno de los portavoces del colectivo que trabaja en el Huerto del Rey Moro. Según comentó, les han robado tomates, pimientos, berenjenas... "todas las verduras que los niños ya no podrán recoger".
En su opinión, la lentitud a la hora de colocar la nueva puerta y el hecho de rebajar el muro, "a 80 centímetros para colocar pivotes de metal como remates, hizo que haya podido entrar cualquiera". "Es impresentable que tarden entre dos y tres semanas en hacer una obra que se podría hacer terminado en un par de días, si hubieran tenido los materiales, eso sí", apostilló Moral en alusión al proyecto financiado por el Plan Proteja de la Junta, con 394.000 euros de inversión en huertos urbanos. Eso sí, el del Rey Moro sigue siendo un espacio libre de ladrillos gracias a la batalla vecinal, que logró que la antigua huerta medieval entre las calles Sol y Enladrillada siguiera siendo verde.
Casi seis años después de la ocupación vecinal, en 2009, la Gerencia de Urbanismo decidió iniciar el debate sobre el futuro del Huerto del Rey Moro, Bien de Interés Cultural (BIC), descartando la construcción de las 40 viviendas que recoge el Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU). La propia Junta ya renunció a levantar estos pisos que iban a tener un carácter social y que requerían una gran inversión, sobre todo, por la tarea arqueológica que necesitaba este solar vestigio medieval.
