Cultura

Rocío Molina, Premio Nacional de Danza

La bailaora conquista el preciado galardón en su modalidad de Interpretación con 26 años. Ángels Margarit se lo lleva en la de Creación.

el 30 nov 2010 / 20:18 h.

Rocío Molina.
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La bailaora Rocío Molina (Málaga, 1984) y la coreógrafa Angels Margarit (Terrasa, 1960) obtuvieron ayer el Premio Nacional de Danza 2010 en las modalidades de Interpretación y Creación, respectivamente, que concede el Ministerio de Cultura y está dotado con 30.000 euros para cada una.

El jurado, presidido por Félix Palomero, director del Inaem, organismo a través del cual se otorgan estos galardones, ha estimado en Molina su versatilidad, fuerza, "libertad y valentía", y en Margarit la creación de un lenguaje y estilo coreográfico propios.

"Me tiemblan aún las piernas. Estaba haciendo recados por Sevilla, bueno -se ríe- pagando deudas de Hacienda, y me ha pillado totalmente desprevenida", reconocía ayer a Efe la jovencísima Rocío Molina.

"Siempre estoy pendiente para ver a quiénes se lo dan y felicitarles, pero yo, con mis 26 años, no me lo esperaba para nada, aunque sí era un sueño mío tenerlo alguna vez", confiesa la artista, que empezó a bailar con tres años, con 15 ya hacía giras y con 19 años estrenó su primera obra, Entre paredes.

Aunque sólo tenga 26 años ya ha hecho siete producciones con su propia compañía, "todas muy distintas, arriesgando", pero eso le ha servido "para tener más solidez como artista". "Este premio -añade feliz- es una inyección de energía y una gran inversión para mi carrera".

Preguntada por la dicotomía, si es que existe, entre flamenco y danza, la joven señala a Europa Press que "lo que yo amo es el flamenco, por supuesto, pero también quiero a la danza. Tengo dos grandes amores y no me puedo limitar sólo a uno".

En esta misma línea, explica que su intención a la hora de bailar es no limitarse con "barreras" y dejar que su cuerpo fluya. "Tengo que dejar que mi cuerpo se mueva libremente, sea más flamenco o menos", asegura.

"La suerte también es importante, pero hay que estar preparada para que en el momento que te llega poder aprovecharla; nunca hay que confiarse", subraya, y avanza que ya trabaja ya en su próximo estreno, que podrá verse en mayo en el Teatro Lope de Vega de Sevilla. "Quiero realizar una nueva evolución sobre mí misma; será una vuelta a mis orígenes, y todavía estamos eligiendo el título", apostilla.

El jurado ha valorado en Molina su aportación a la renovación del arte flamenco, capaz de los más diversos registros, características que se expresan de manera especial en sus últimos trabajos, Oro viejo y Cuando las piedras vuelan.

Molina se graduó en 2002 con matrícula de honor en el Real Conservatorio de Danza de Madrid, y ya, desde un año antes, estaba bailando en la compañía de María Pagés, con la que realizó su primera incursión en la coreografía. En 2006 estrenó en el Festival de Jerez El eterno retorno, montaje inspirado en textos de Nietzsche, con el que tuvo un gran éxito y logró el premio de la crítica Flamenco Hoy a la bailarina revelación de ese año.

 A Angels Margarit también le ha pillado "por sorpresa" el galardón y, aunque está "muy agradecida" porque se lo dan en una época muy especial para su compañía, Mudances, porque acaban de concluir un año y medio de gira con una retrospectiva de sus 25 años de trabajo, también tiene claro que "los premios caen cuando caen", cuenta a Efe.

Con su trabajo de retrospectiva no sólo ha querido recuperar piezas de toda su trayectoria, sino explorar en su faceta de pedagoga trabajando con nuevas generaciones de bailarines, "para pasarles el testigo, las claves de la creación".

"Trabajar con ellos me ha hecho ver que las piezas son muy válidas y actuales y que ganan porque les aportan un aire muy fresco", afirma.

Recién concluida la gira, Margarit, en la que el jurado ha considerado su "constante labor de investigación" para enriquecer un lenguaje y estilo coreográfico reconocido internacionalmente, se pondrá ya a montar la pieza que le ha pedido la Compañía Nacional de Danza (CND) para estrenarla en junio.

La bailarina, coreógrafa y pedagoga, que ha sido premiada en tres ocasiones con el Nacional de Danza de Catalunya, pertenece a la primera generación de bailarines contemporáneos surgida, a finales de los años 70, del Institut del Teatre de Barcelona, y desde 1985 dirige una de las compañías de danza más consolidadas del panorama nacional: Mudances (1985), título también de su primera obra.

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