La prohibición empezará a las 23.00 horas de hoy y durará hasta las 6.00 horas del jueves en el centro histórico y en los tres distritos más cercanos al Estadio Olímpico. Además de bebidas alcohólicas, tampoco se podrán adquirir botellas de cristal en un radio de 200 kilómetros para evitar que puedan ser utilizadas como arma.
El prefecto de Roma, Giuseppe Pecoraro, explicó que la ciudad no se convertirá en una "villa militarizada". "En estos días hemos estado trabajando para que un evento tan importante como este se desarrolle en el clima más sereno posible", señaló. Los cientos de agentes de los distintos cuerpos policiales italianos que se desplegarán en la capital italiana contarán con la colaboración de una treintena de policías extranjeros, algunos de los cuales vigilarán las calles vestidos de paisano.
"Lo hemos organizado todo a partir de un principio de colaboración con las policías española e inglesa", explicó recientemente el portavoz del Centro Nacional de Gestión sobre las Manifestaciones Deportivas de Italia, Roberto Massucci.
Las autoridades italianas han diseñado su plan especial de seguridad en base a la experiencia de otras ciudades como Moscú o París, que han acogido eventos similares, tal y como dijo Massucci. La prueba de fuego llegará mañana, cuando llegue la mayor parte de la afición azulgrana.
Para canalizar a los seguidores, las autoridades romanas han establecido dos puntos de referencia distintos, que serán Cipro para los barcelonistas y Piazzale delle Canestre para los seguidores del Manchester. Además, una parte de la ciudad será cerrada al tráfico para facilitar el transporte de los aficionados allí desplazados.
