Local

Romanos en la calle Gamazo

el 05 mar 2011 / 13:35 h.

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En las cuatro esquinas que, cercanas a la Plaza Nueva, forman algunas de las más selectas barras de Sevilla, se encuentra este pequeño local que, desde 1987, regentan María Hoyos y Miguel Gago. El caso es que el padre de Miguel, que le puso La Taberna al niño, era constructor, pero Miguel, en vez de seguir en la cosa del ladrillo, qué vista de lince, se decidió por practicar la obra de misericordia de dar de comer al hambriento, y no dudamos de que hizo bien, para él y para nosotros.

María Hoyos si tiene antecedentes hosteleros, su padre fue José Hoyos, que creó en la Calzada el bar Jabalón, ¡aquellas tortillas en cazuelitas!Hay que ver a María desenvolverse en esa pequeña cocina y lo que de allí sale. Guisos y potajes, carne con tomate, flamenquines de melva y flamenquines de carne, berenjenas al salmorejo, taleguillas de pollo y beicon, arroz con lo que toque, esta vez fue con boletus, muy logrado, una ensaladilla para el que venga con hambre atrasada, y dos pilares de esta capilla culinaria, las patatas con huevo frito y tomate, ¿habrá algo más simple y más difícil de hacer bien? La tortilla de patatas que hay en La Taberna tienen casi el ancho de aquellas cámaras de neumáticos que se veían en la playas a modo de flotador, quince huevos y cinco kilos de patatas en cada una.

Una pluma blanca del penacho de un armao atestigua la simpatía de los romanos por este local, en sus paredes está enmarcada. Las paredes están llenas de aperos campestres, de mil objetos y carteles, y de fotos de tantos de los que allí pasan buenos ratos, futbolistas, gentes de la prensa, cantantes, artistas, de vez en cuando se ve algún político y hasta alguna infanta de España. Pero quien tiene su rincón en la barra, bien nombrado en azulejo de Triana, es Juan Luis Sabio de Tarifa.

Las pizarras informan de los desayunos que podemos elegir y de las tapas del día, que podemos remojar con una Cruzcampo fría y bien tirada, en vaso de cristal delgado, o si queremos una copa de vino, las opciones son claras, si blanco, Tierra Blanca, de Cádiz, si tinto, Viña Mayor Roble de Ribera de Duero o Beronia Crianza de Rioja. El local es estrecho y alargado, con un pequeño salón al fondo donde no caben más de cuatro mesas. Siempre hay flores decorando. Seis personas forman un servicio atento, rápido y simpático.

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