Carmen Calvo, premio Nacional de las Artes Plásticas 2013, expone en estas fechas en la galería Rafael Ortiz (c/ Mármoles, 12) de la capital hispalense una serie de trabajos de producción reciente en los que el rostro es el protagonista absoluto, convenientemente cuestionado, modificado y reinterpretado.
Colecciones de fisonomías es el título de estas obras últimas de esta creadora valenciana de 1950, que ejercita la técnica de manipulación de diferentes materiales y, donde la fotografía y la imagen constituyen, de un modo evidente, el principal eje conductor de la muestra.
Sin embargo, el alcance de estas propuestas va mucho más allá de lo que el retrato convencional suele deparar. El trabajo de Carmen Calvo sobre los rostros explora, por ejemplo, el efecto que provoca prescindir de la mirada en el semblante, ya sea eliminándola por diversos medios o interponiendo entre ella y el espectador objetos que la anulen, desde una venda a unas monedas.
También resulta muy interesante su juego con las máscaras, esa forma de abolición del rostro que, paradójicamente, crea un rostro nuevo, cuando no lo borra radicalmente a través del garabato o de un dibujo de crochet. Las facciones humanas asoman perfectamente perfiladas o se descomponen según las distintas obras, poniendo de manifiesto su fuerza para revelar la identidad como para borrarla o tergiversarla.
Para llevar todo esto a buen puerto, según explica la galería, ha utilizado fotografías de 1940 a 1960 que le permiten crear una nueva realidad a partir de una realidad preexistente. Son imágenes anónimas sacadas del pasado y convertidas en temas y preocupaciones actuales. No es un tributo a la memoria, sino un ejercicio de presente y de futuro, afirman.
La pintura, la escultura, el cine o la literatura asoman en sus obras, pero también sus vivencias, su infancia, su educación, sus anhelos, sus deseos... Una narrativa que Calvo expresa a través de una mirada crítica y profunda construida a partir de formas y objetos simples; elementos que reviven, que cobran nueva vida y que convierte en objetos de arte. Objetos cotidianos abandonados, no considerados inicialmente como objetos artísticos, pero que al ser modificados, Carmen Calvo los dignifica a través de su talento artístico.
Para Calvo, escribía Alfonso de la Torre para el catálogo de la exposición Anónimo e impropio, que la artista abrió en septiembre en Barcelona con piezas muy afines a las que exhibe en Sevilla, crear es transmitir pulsiones que parecerían ubicarse en un lugar propio, desentrañamiento de un objeto, antes pasivo receptor de la mirada, ahora mirada introspectiva y anamnesis, término platónico que define la capacidad de dejar discurrir nuestra mente al azar de cada momento, aceptando su existencia en sí, contemplando su realidad más allá de nuestra propia condición.
La exposición de la galería Rafael Ortiz se podrá visitar hasta el próximo 4 de enero en los horarios habituales de este espacio: los lunes, de 18.00 a 21.00 horas; de martes a viernes de 11.00 a 13.30 y de 18.00 a 21.00 horas; los sábados de 11.00 a 13.30, y los domingos y festivos estará cerrado. La entrada es libre y gratuita.
