Roversio Rodrigues, el central brasileño de Osasuna que sólo ha disputado doce encuentros de Liga en sus dos temporadas como futbolista rojillo, es desde ayer el séptimo fichaje del Betis para su segundo proyecto de ascenso.
El club verdiblanco hizo oficial su cesión por una campaña, con una opción de compra, horas después de que el zaguero superara los exámenes médicos, aunque emplear ese verbo, superar, puede resultar excesivo.
El futbolista no conserva ninguna secuela de la gravísima lesión de rodilla que sufrió en noviembre de 2008 y que le hizo perderse todo lo que quedaba del curso de su debut en la Liga española, pero ahora resulta que padece una pequeña rotura fibrilar en un gemelo.
Roversio estará como mínimo una semana de baja, así que ni mucho menos estará disponible para el estreno liguero ante el Granada, pero los médicos, que ya habían sido informados del contratiempo por sus colegas de Osasuna, dieron el visto bueno a su llegada y el club lo presentará hoy por la tarde.
Después de salir de la revisión médica, antes de firmar su contrato, Roversio aseguró que se encontraba "físicamente bien". De hecho, adelantaba que pensaba entrenarse ya por la tarde con el equipo, aunque al final lo hizo en solitario.
"Tengo bastante ilusión por empezar y hacer una temporada bonita. Dios quiera que al final estemos celebrando el ascenso. Damiá [fichado por Osasuna hace un mes] me ha contado que el club tenía una estructura fenomenal y que la afición apoya muchísimo. Creo que el Betis tiene club para ascender a Primera. Vamos a trabajar para devolver al Betis a esa categoría", comentó el brasileño, que por cierto ocupa una plaza de extracomunitario.
En Pamplona, dicho sea de paso, aseguran que el Betis no ha pactado las condiciones de su contrato en caso de que ejecute la opción de recompra, pero ésta sí está cuantificada, en concreto en 1,6 millones de euros, una barbaridad para un futbolista que sólo costó 600.000 euros a Osasuna y que en dos años no ha jugado ni veinte partidos oficiales.
Emana se molesta
Roversio estaba tan contento como enfadado Emana. El camerunés, que quiere salir por la puerta por la que ayer entró el brasileño, sabe que puede librarse de otra temporada en Segunda, pero para ello necesita que el Betis acepte la oferta del Galatasaray.
Los seis millones que dan los turcos, sin embargo, no son aceptados por el presidente, José León, y allá que se fue ayer por la tarde el africano para hablar con el dirigente cara a cara en el estadio. Pero León, que ya estaba preparando la reunión del consejo, se negó a recibirlo.
Emana, que evidentemente no acudió al entrenamiento porque había ido a ver al presidente, salió muy disgustado aunque prefirió no formar demasiado jaleo con sus palabras. "No me han querido recibir. León me ha visto, pero no ha querido reunirse conmigo. De momento, yo sigo con el equipo", atinó a decir el mediapunta todavía verdiblanco.
