Algunos en el PSOE andaluz no acababan de ver claro el acto que ayer trajo a Sevilla al secretario general del partido, Alfredo Perez Rubalcaba, y que escenificó la apertura de una nueva etapa en las guadinescas relaciones entre Ferraz y los socialistas andaluces. Sin embargo, al término del encuentro -en formato mitin y cerrado a preguntas de los periodistas- la mayoría de los dirigentes andaluces celebraban una victoria en clave interna y certificaban que ya no hay dudas sobre el apoyo expreso del PSOE andaluz a Rubalcaba, y viceversa, para pilotar juntos la nueva etapa de renovación en la que estará inserto este año el partido. Ha costado. La desconfianza y los recelos han presidido las relaciones el último año.
El secretario general del PSOE habló en andaluz, sin acento, eso sí. Abanderó la gestión del Gobierno andaluz como el santo y seña de los socialistas, la alternativa, la forma de demostrar que hay otra manera de salir de la crisis. Incluso señaló a la iniciativa política del Pacto por Andalucía, que ha activado esta misma semana el presidente andaluz, José Antonio Griñán, como "una magnífica hoja de ruta para salir de la crisis", que generaría "confianza" y "esperanza" dentro y fuera de Andalucía y también, advirtió, "fortaleza" al PSOE, que es "clave", dijo, para el partido.
Rubalcaba dejó claro que en el gran acuerdo político y social que se está explorando en Andalucía, todos los socialistas se juegan mucho. Ese pacto, defendió Rubalcaba, es una "una alternativa al ejercicio abusivo de la mayoría absoluta del PP", a su "prepotencia". La educación y sobre todo la sanidad pública andaluza recibieron, en mitad de la dura ofensiva emprendida por el PP, un cargamento de palabras de encendida defensa de Rubalcaba.
Los socialistas andaluces llevaban meses queriendo oír un discurso así. A Rubalcaba y su equipo le han reprochado que no visitara Andalucía tras las elecciones o que no situara las políticas de izquierda andaluzas como guión de su discurso. En el PSOE andaluz se han sentido ninguneados y en algunos casos, han maniobrado para debilitar la figura de Rubalcaba y promover su renovación. No hay día que el PP no especule con la ambición de Griñán de dar el salto a la política nacional. Eso, pasó. Quedarán grupos residuales en esas guerrillas pero ni Griñán ni sus pesos pesados, Susana Díaz y Mario Jiménez, están ahí. El también presidente del partido está convencido de que el PSOE necesita estabilidad para repensarse, para renovarse y que eso es imposible con una guerra interna y un desfile de aspirantes a ser candidatos a la presidencia del Gobierno. La tregua durará hasta que Rubalcaba, pasadas las elecciones europeas, convoque las primarias. Entonces, ya se verá.
Flanqueando a los oradores en el hotel sevillano donde se celebró el acto los carteles decían "Andalucía marca el camino". Eso dejó claro Rubalcaba. Ha costado un año, desde el último congreso federal del PSOE celebrado precisamente en Sevilla y en el que la mayoría de dirigentes andaluces apostaron por Carme Chacón en lugar de por el ganador, normalizar las relaciones. Ayer Rubalcaba se encargó de piropear con mucho énfasis la capacidad de la secretaria general del PSOE de Sevilla y consejera de la Presidencia. Susana Díaz, de hablar "sin papeles". Es un detalle, pero no una tontería.
Griñán apuntó a Rubalcaba y le dijo que le toca liderar el "enorme desafío" de renovar el edificio socialista, que, dicen las encuestas, está en ruinas. Uno "de los momentos más difíciles", dijo. Y le dio un consejo: "decisión" y "no enterrar la cabeza". "Ahora te toca a ti, Alfredo", le dijo Griñán. El presidente andaluz habló de la sanidad andaluza, "pública, universal y gratuita" por mucho que "en las televisiones nacionales se quieran mentir", proclamó entre aplausos. Arremetió contra la reforma local que prepara el Gobierno: "¿Sobran concejales o les sobra [al PP] democracia?". Defendió la voz de Andalucía en el debate territorial. Y habló de un Pacto de Andalucía, un acuerdo "sin exclusiones", para ganar "vigor social" y recuperar "un modelo de convivencia en riesgo".
2013, año nuevo, nueva etapa en el PSOE, Rubalcaba y Griñán suenan más igual que nunca. -->-->-->
