Rubén Castro, en un partido frente al Granada.
Rubén Castro va camino de convertirse en el máximo goleador de la historia del Betis. Con los cinco tantos que suma esta temporada, el delantero canario es cuarto en la tabla de máximos realizadores del cuadro de Heliópolis, con 87 tantos, a cinco de Rogelio (92), seis de Poli Rincón (93) y siete de Domínguez (94), el número uno de una clasificación que muy pronto liderará el '24' del conjunto verdiblanco.
El atacante de Las Palmas de Gran Canaria cumple su quinta campaña defendiendo la elástica verdiblanca, y es el ídolo de una afición que le tiene un cariño especial y que ha olvidado todo lo que pasó la temporada pasada, con la lesión y los temas extradeportivos. Es el baluarte de un Betis que sin él en el campo sería un equipo más en Segunda División, porque la versión 5.0 de Rubén Castro debe llevar al conjunto bético a Primera División.
Rubo, como lo llaman sus compañeros en el vestuario, llegó en verano de 2010 de la mano de Pepe Mel, y con sus 27 goles en 42 partidos le bastó para dejar claro que iba a convertirse en un futbolista que dejaría huella en el Betis, después de pasar por muchos clubes antes de recalar en Sevilla (Las Palmas, Albacete, Deportivo, Racing de Santander, Nàstic de Tarragona, Deportivo, de nuevo; Huesca y Rayo Vallecano).
Con los verdiblancos ya en Primera, Rubén firmó 16 goles en 34 partidos, siendo clave para que el Betis lograra la salvación, con comodidad. En la 2012-13, hizo 18 en 34, y eso permitió al equipo de Mel, su padre futbolístico, jugar la Liga Europa. Fue, entonces, cuando llegó una lesión en la columna vertebral que le impidió estar en plenitud de condiciones para afrontar con garantías tan importante campaña, a lo que se le unió la salida de Mel. De todos los técnicos que he tenido es el que más ha sacado de mí. Su marcha me afecta porque era un amigo, un padre para mí. Si tenía cualquier problema se lo podía comentar. Él me ayudaba en todo. Le echaré mucho de menos, notaré su falta, dijo Rubén al conocer el adiós del madrileño.
Aun así, Rubén se recuperó a tiempo para la segunda vuelta del curso y acabó firmando 10 tantos en 25 encuentros, aunque nunca estuvo al nivel de temporadas anteriores. La afición, incluso, le mostró su descontento, en los últimos partidos disputados en el Benito Villamarín, por la actitud y el rendimiento ofrecido, por lo que todo apuntaba a que se marcharía de Heliópolis por la puerta de atrás.
Sin embargo, la llegada de Alexis Trujillo, actual director deportivo de los heliopolitanos, fue clave para que la situación de Rubén diera un giro radical, pues la idea del club fue apostar por él para regresar a la máxima categoría. Después de muchas reuniones, durante la pretemporada, entre el club y su agencia de representación, hubo fumata blanca y justo después de la derrota en casa ante la Fiorentina, en el partido de presentación, se hizo oficial la renovación hasta 2017.
Aquí he encontrado la estabilidad y el cariño de la gente. Además, creo que tenemos equipo para conseguir el ascenso, dijo el artillero bético tras alargar su periplo en el Betis. Ahora, Rubén es el baluarte del Betis, el estandarte de un equipo y una hinchada que en cada encuentro le demuestra un apoyo total. Mientras, él sigue teniendo, entre ceja y ceja, poder alcanzar el objetivo de convertirse en leyenda bética: Mientras más goles haga, mucho mejor para mí y para el equipo para conseguir el objetivo. Lo más próximo que tengo es ser máximo goleador en la historia del Betis. Es una meta que tengo a punto, ojalá lo consiga pronto.
Fuente: @BetisStats
