El empresario José María Ruiz-Mateos, quien ha quedado en libertad provisional tras acogerse a su derecho de no declarar ante la jueza que instruye la causa por una presunta estafa de 13,9 millones de euros en la compraventa de un hotel de Mallorca, ha asegurado que "esperaba palmarla" durante su arresto en los calabozos y ha manifestado que, debido a las condiciones en las que ha permanecido hasta su pase a disposición judicial, la próxima vez que le citen a declarar tendrán que llevarle "en camilla".
"Creía que me moría, sin agua para mis pastillas y sin comida", ha puesto de manifiesto a su salida de los Juzgados de Palma, rodeado de una treintena de cámaras y periodistas, ante quienes ha incidido en que todo ello ha sido "por culpa de la mujer más mala" que ha conocido en la vida, en referencia a la magistrada que por segunda vez ordenó su detención, María Pascual.
Unos improperios que ha proferido durante los más de veinte minutos que ha tardado en abandonar las dependencias judiciales hasta llegar a la calle, donde, acompañado por su hija Begoña y uno de sus abogados, Javier Álvarez Fernández, ha esperado durante otro largo rato la llegada de un taxi. Durante ese tiempo, el jerezano ha entrado en directo para varios programas nacionales ante la expectación de los ciudadanos que pasaban por allí.
"Esa tía es mala, un auténtico demonio y una criminal", ha proseguido el fundador de Nueva Rumasa, quien ha aludido de forma continua al "desprestigio de la Justicia gracias a magistradas como ella", lo que incluso ha llegado a trasladar a la propia jueza de refuerzo del Juzgado de Instrucción número 3 cuando ha comparecido en su despacho, si bien poco a poco le han instado a cesar en sus comentarios.
El encausado, visiblemente más demacrado de lo habitual, ha reservado asimismo palabras para Rumasa, manifestando que "pagará lo que debe" aunque ha culpado al presidente del Grupo Santander, Emilio Botín, de las deudas del 'holding' empresarial. Tras ello, tanto Ruiz-Mateos como su hija y su letrado se han introducido finalmente en un taxi, dejando atrás el cúmulo de periodistas congregados a las afueras de los Juzgados.
Tras negarse a declarar, Ruiz Mateos sólo ha permanecido cinco minutos en el despacho de la jueza, adonde entró a las 09,50 horas y, en ese momento, al ser preguntado por los periodistas por su estado, ha contestado que "me estoy muriendo por culpa de la jueza, más mala mujer".
Asimismo, a su llegada a los Juzgados esta mañana a las 08,00 horas, tras haber dormido una noche en los calabozos de la Jefatura Superior de Policía de Palma, ha asegurado "me estoy muriendo, me estoy muriendo".
El impulsor del 'holding' de la abeja debía comparecer el pasado jueves tras ser arrestado un día antes de la jornada en que estaba citado a declarar, si bien tras doce horas detenido fue finalmente puesto en libertad "por razones humanitarias" con el requerimiento de que se desplazase hasta la capital balear para ser interrogado. Sin embargo, el empresario finalmente decidió no viajar a Palma alegando que el arresto le había pasado factura.
Así las cosas, Ruiz-Mateos insistió este lunes en exigir la apertura inmediata de un "juicio histórico" que conllevase su ingreso en la cárcel para que "la Justicia aborde definitivamente lo sucedido" con Nueva Rumasa y el dinero que adeuda a sus acreedores.
Esa misma jornada, la jueza ordenó su detención por segunda vez, mientras el portavoz de la familia Ruiz-Mateos, Ignacio Fernández Candela, explicaba a los medios de comunicación que el empresario se encontraba "tranquilo" en su casa de Somosaguas (Pozuelo de Alarcón) esperando a la Policía.
Es más, este martes, tras ser finalmente detenido, el empresario ha responsabilizado "jurídicamente" a la magistrada y a la Policía de las "adversidades" que deriven de la demora de este traslado. "Se responsabiliza jurídicamente a la jueza y a la Policía de las adversidades derivadas de la demora, habida cuenta del antecedente de daños en su salud que Ruiz-Mateos tuvo que soportar en pasada fecha reciente", señaló el portavoz del empresario en un comunicado.
En el auto mediante el que se ordenaba por primera vez su privación de libertad, la jueza ya le apercibió de "no reírse de la Administración de Justicia" haciéndose valer de su avanzada edad y "presunto" mal estado de salud. Y es que de las varias veces en que ha sido emplazado a comparecer, tan sólo ha hecho acto de presencia en dos de ellas y lo hizo para acogerse a su derecho de no declarar.
"No es de recibo que se pretenda eludir una obligación legal amparándose en unos supuestos daños físicos y psicológicos que a día de hoy no han quedado demostrados", llegaba a incidir la jueza en el auto en el que ordenaba la búsqueda y detención del jerezano, después de que éste no compareciese la última vez que fue citado por ella alegando la fractura del cuarto dedo del pie derecho.
Todo ello en el marco de un procedimiento judicial cuya tramitación no quiere la magistrada que Ruiz-Mateos obstaculice "sin justificación para ello", y que fue iniciada a raíz de la querella presentada el pasado año por la sociedad Inversiones Grupo Miralles (IGM) como consecuencia de la presunta estafa en la compraventa del hotel Eurocalas. Posteriormente, la denuncia fue ampliada al atisbar indicios de que la mercantil que avaló la operación incurrió en un delito de alzamiento de bienes para evitar posibles embargos.