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¿Sabemos vender Sevilla?

Cuando Tito Livio escribe de la Guerra Púnica en la que Roma hubo de enfrentarse a Aníbal, el lector se sorprende de los párrafos que dedica a elogiar la potencia de los cartagineses.

el 15 sep 2009 / 07:48 h.

Cuando Tito Livio escribe de la Guerra Púnica en la que Roma hubo de enfrentarse a Aníbal, el lector se sorprende de los párrafos que dedica a elogiar la potencia de los cartagineses. Tanto énfasis pone el historiador que parece imposible que los romanos lograran vencerlos; y todas las imágenes que de aquellos hechos han reproducido los ilustradores dependen de sus páginas. Livio fue un buen vendedor de su propia obra y de Roma y dejó reglas que aún sirven a las del marketing; por ejemplo, para aprender a vender Sevilla a propios y extraños en el verano.

Hace años hube de atender a unos amigos finlandeses pensando que, con la calor, podían derretirse. Pero me encontré jurándoles que los más de 40 grados eran verdad, oyéndolos alabar nuestra sabiduría al inventar el parque de María Luisa para combatirlos y repetir contentos que en Finlandia no lo iban a creer. Una regla para el verano es vender el calor (ya la usó Tom Sawyer al cobrar a otros niños por jugar a blanquear la tapia que él debía limpiar); otra, no decir que falta programación cultural por escasez de presupuesto: actividades hay y, a lo mejor, Cultura tendría que invertir simplemente en pregonarlas. Es lo que hubiera hecho Tito Livio.

Antonio Zoido es escritor e historiador

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