La Guardia Civil lo sorprendió con las manos en la masa, utilizando un mando a distancia con el que manipulaba el inhibidor de frecuencias que había colocado para que el sonido y la luz del XLVI Festival Flamenco Caracolá de Lebrija se fuese a pique. Y casi lo consigue, pero terminó siendo descubierto e imputado por el sabotaje, con el que pretendía implicar a un empresario con el que estaba peleado, según explicaron ayer a este periódico fuentes del Instituto Armado.
Los problemas comenzaron la noche del pasado viernes día 22, cuando se celebraba en directo en la plaza del Hospitalillo un espectáculo protagonizado por los artistas Eva Ruiz, La Macanita, Tomás de Perrate y Luis Chimenea. Los continuos cortes de luz chafaron la actuación y provocaron el malestar del público, por lo que el Ayuntamiento de Lebrija pidió explicaciones a la empresa de sonido que había contratado para la Caracolá. Su gerente supo de inmediato que tanto fallo no era normal, porque se habían realizado pruebas previas en las que todo había funcionado perfectamente. Así que revisó el equipo y descubrió entre el cableado un artilugio desconocido, que resultó ser un inhibidor de frecuencias, responsable de los cortes de electricidad que provocaron los continuos fallos.
Con ésas, el hombre acudió a denunciar lo ocurrido al puesto de la Guardia Civil, que comprobó que el inhibidor se manejaba a distancia. El hombre explicó a los investigadores que trabajaba habitualmente con una empresa colaboradora, que le había suministrado ese equipo de sonido en concreto, por lo que los agentes tomaron declaración al dueño de esta segunda firma. El propietario trató entonces de achacar la culpa a una tercera empresa, la que había suministrado los generadores eléctricos de los que se nutría la mesa de sonido.
Pero la Guardia Civil no se fió, y para el espectáculo principal del prestigioso certamen flamenco montó un dispositivo formado por varios agentes de paisano, sin uniforme, que mezclados entre el público lo tuvieron vigilado durante la actuación principal del festival, que se celebró el sábado con las actuaciones de Chiquetete, José el de la Tomasa, Luis Malena y Antonio Malena.
Allí pudieron ver al dueño de la empresa colaboradora con un mando a distancia en la mano, accionándolo justo cuando se producían los fallos de suministro eléctrico. Asombrados, los agentes aguardaron hasta comprobar que la coincidencia se producía varias veces antes de abordarlo.
El hombre, vecino de la cercana localidad de Trebujena, terminó confesando que había saboteado la función por inquina contra el dueño de la tercera empresa, la que suministraba los generadores, al que había tratado de achacarle las culpas la primera vez que la Guardia Civil le había tomado declaración. Admitió que mantenían una cierta enemistad, y que había tratado de "fastidiarlo" de esta manera, según precisó la Guardia Civil.
Los investigadores han imputado al hombre una falta de coacciones, aunque es posible que el Ayuntamiento de Lebrija, organizador de la Caracolá Flamenca, pueda plantearse pedirle daños y perjuicios por lo deslucidas que quedaron las dos últimas noches del festival flamenco.
