La empresa Sociedad Andaluza de Componentes Especiales, más conocida como Sacesa, está a la espera de que finalmente Airbus adjudique el contrato al que aspira, la belly fairing o panza del nuevo avión de Airbus, A350. Parte como favorita porque ya tiene experiencia, al desarrollar la misma parte de la aeronave en el superjumbo A380 de la misma compañía. Sin embargo, no será el único factor a tener en cuenta para su selección.
El director general de la compañía, Valentín Alcázar, confirmó que el retraso en la adjudicación de este contrato -que estaba previsto para finales del pasado mayo- "es un hecho" y puso de manifiesto las nuevas dificultades que deberá afrontar Sacesa para estar a la altura de las nuevas exigencias de Airbus.
El fabricante aeronáutico europeo, "de tener 2.000 proveedores ha reducido a menos de 200 su línea de interlocución directa", argumentó. Y esta estrategia, que se enmarca en su línea de ahorro de costes y de eficiencia, es sólo el principio. Así, Alcázar indicó que para el nuevo A350 XWB (de fuselaje ancho), Airbus quiere reducir sus interlocutores directos respecto a los que tiene para el A380. Y éstas son las nuevas condiciones que deben cumplir quienes no quieran quedarse fuera, como Sacesa: "tener más volumen de negocio, más capacidad financiera e ir a riesgo en los contratos", precisó.
Sacesa, que ya va a riesgo en el A380, está precisamente inmersa en una compleja operación de ampliación de capital que no termina de cuajar y que supone la entrada del grupo catalán Ficosa y del vasco Alcor en su accionariado para cubrir el hueco que Sacesa tiene en los dos primeros requisitos.
Alcázar advirtió de las necesidades especiales de financiación del sector aeronáutico, que tiene en contra "que vende en dólares (con el tipo de cambio como está) y la competitividad feroz en cada segmento de aviones". Y es que como relató el director general de Sacesa, los contratos se firman con un "precio medio firme y fijo para cada avión que no cambia pase lo que pasa y a 20 años vista".
Algo que obliga a "adivinar" para poder ofertar a un precio competitivo a la vez que contar con márgenes suficientes que permitan a la empresa encontrar financiación, además de las subvenciones públicas. Son diez entidades en el caso de Sacesa.
