Cultura

Sáez de Ibarra lleva el arte al ámbito de la narrativa breve

Cuando, hace mucho tiempo, Javier Sáez de Ibarra (Vitoria, 1961) empezó a escribir cuentos, difícilmente imaginaría que un género tan arrinconado por el mercado pudiera darle dinero.

el 16 sep 2009 / 05:52 h.

Cuando, hace mucho tiempo, Javier Sáez de Ibarra (Vitoria, 1961) empezó a escribir cuentos, difícilmente imaginaría que un género tan arrinconado por el mercado pudiera darle dinero. Pues bien, este autor ha resultado ganador de la primera edición del premio Ribera del Duero de relatos, dotado con la suculenta cantidad de 50.000 euros, por su libro Mirar el agua, que acaba de ver la luz en el sello Páginas de Espuma.

"Soy un defensor absoluto del género, aunque todavía hay periodistas que me preguntan: ¿pero son cuentos para niños?. Mucha gente todavía no ha asumido que el cuento literario existe y es un género con una tradición larguísima. Es un arte mayor", añade Sáez de Ibarra.

Autor de dos colecciones de relatos anteriores, El lector de Spinoza (2004) y Propuesta imposible (2008), esta vez tenía el proyecto del libro antes de empezar a escribir. El hilo conductor de todos los relatos es el arte, pero en un sentido muy amplio, jugando a "traducir una técnica pictórica a una forma de narrar", comenta. "Lo que vengo a defender es que todos, pintores y escritores somos artistas, lo que nos une es una búsqueda formal para hablar de nuestro mundo. Un escritor no debe renunciar a ir al cine o ver una exposición, y hablar de ello. La pelea es abrir un hueco al arte en una sociedad economicista y politizada como la nuestra, ya sea viendo un cuadro o leyendo una novela", agrega.

Respecto a la técnica de escritura, Sáez de Ibarra afirma que respeta a quienes "usan plantillas, pero me fatiga mucho. Cuando ves la tramoya, el truco, deja de interesarme el relato, pero tampoco defiendo la experimentación a toda costa. No me planteo acumular novedades ni ser super-original, sino practicar cierta búsqueda de aquello que mejor le vaya a la historia".

En cuanto a sus influencias, son claras y confesables: "Empecé con Poe, seguí con Borges, al que quizá más he releído, y tengo a Kafka y a Beckett como eminencias. Y del cuento español, admiro a Aldecoa, a Fernández Santos, a Mercé Rodoreda. Y de los actuales, a Hipólito Navarro", apostilla el escritor.

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