Con varios meses de retraso, el Ayuntamiento sacaba ayer a concurso público la contratación de 20 cámaras inteligentes que blindarán el Centro al vehículo no autorizado. El plazo de presentación de ofertas termina el 23 de enero y el coste es de poco más de un millón. La entrega se demorará aún un año.
La Junta de Gobierno Local del Ayuntamiento ha sacado a concurso la contratación del suministro e instalación de 20 cámaras inteligentes, que leerán las matrículas de los vehículos (similares a las de la Ronda) para controlar el acceso del tráfico privado al Centro, aunque con varios meses de retraso, ya que el pasado mes de junio el delegado de Movilidad, Francisco Fernández, anunciaba su puesta en marcha para principios de año.
Según el Boletín Oficial del Estado (BOE) de hoy, el plazo de entrega será de un año y el contrato parte con un presupuesto base de licitación de 1.099.989,65 euros. La fecha límite para la presentación de las ofertas es el 23 de enero de 2009, con fecha 3 de febrero para proceder a la apertura de las ofertas en el seno de la Mesa Unica de Contratación.
El blindaje o restricción de vehículos privados al Centro no se aplicará de forma parcial, sino de modo global en todas las vías que ofrecen acceso; eso sí, una vez que se haya procedido a la instalación de las cámaras y se haya acreditado a la totalidad de los residentes que sí podrán circular con su vehículo por el Centro, según ya dijo Fernández, quien también anunció un paquete de radares por la ciudad para controlar la velocidad, similares a los de Torneo y Kansas City, ahora averiadas.
El concejal justificó, en una entrevista con Europa Press, la decisión de no instaurar el sistema de manera progresiva en que "no sería eficaz", decantándose por la puesta en marcha de forma "simultánea" en todas las vías de acceso al Centro.
El concejal del ramo también descartó que el control de vehículos se vaya a llevar a cabo mediante otro tipo de medios mecánicos como el bolardo neumático existente en el cruce de las calles Dos de Mayo y Temprado, en la barriada de El Arenal. "Las características sociológicas de la ciudad hacen que un sistema como los bolardos no sea eficaz, pues ha sido saboteado y roto en innumerables ocasiones, por lo que no siempre conseguimos que éste funcione a los niveles que queremos", señaló, descartando así nuevas colocaciones de este tipo de elemento, a pesar de que la idea inicial era extender su colocación a otras zonas.
