De Paul Morand a Muñoz Molina, muchos son los escritores que han sucumbido al magnetismo de Manhattan. El hechizo de la isla neoyorkina también atrapó a Salvador Navarro (Sevilla, 1967), que traza su particular guía sentimental de la ciudad de los rascacielos en Andrea no está loca (C&M), su última novela.
Al igual que en sus anteriores obras, el protagonista de esta novela es un sevillano, pero esta vez cruzará el océano para reencontrarse con su propia memoria. "Me siento un sevillano atípico, pero me temo que somos muchos los que nos consideramos así", comenta. "Todos mis personajes son actuales, todos están envueltos en una trama más o menos cinematográfica y, si bien no son perdedores, sí se trata de gente muy perdida".
El argumento de lo último de Navarro (que se presenta esta noche en el Hotel Barceló Renacimiento a las 20,45 horas) gira alrededor de Andrea, sevillana cerca de la cuarentena y residente en Manhattan, recibe la visita de su primo Fran, cinco años más joven que ella, en su minúsculo apartamento de Harlem durante diez días, tras más de veinte años sin apenas contacto. "Para mí todo empezó cuando conocí Manhattan en verano de 2003", recuerda el escritor. "Tenía una cierta idea en la cabeza, pero empecé a imaginar el modo en que Andrea y la ciudad de Nueva York van a comerse a Fran, los recuerdos que van a venir a raíz de este reencuentro y los saltos que la narración irá dando entre esa ciudad y Sevilla".
Saltos que, para Salvador Navarro, lo son también entre dos pasiones: "La calidad de Sevilla es altísima, me encanta salir del curro y poder tomarte una cerveza, o tener la playa a una hora. Pero Nueva York es una ciudad en la que te sientes anónimo, no hay complejos y todo está abierto, puedes vivir en ella miles de vidas", concluye el escritor sevillano.
