Cultura

Samarcanda publica su primer disco y vuelve al Real Alcázar

Llevan ocho años acercando al público los sonidos del cercano y lejano Oriente. Ahora, el trío sevillano Samarcanda publica su primer disco, De nómadas y medinas.

el 16 sep 2009 / 05:54 h.

Llevan ocho años acercando al público los sonidos del cercano y lejano Oriente. Ahora, el trío sevillano Samarcanda publica su primer disco, De nómadas y medinas, y aprovecha su próxima cita en las Noches del Real Alcázar (esta noche) para presentar un viaje por el Mediterráneo asidos a imborrables músicas de tradición oral.

"Los sonidos a los que damos vida son muy orgánicos. Si la música clásica podría compararse a una conferencia, lo que nosotros hacemos es un diálogo, algo mucho más amable", explica Chiqui García, miembro de Samarcanda y especialista en percusión oriental. Joaquín Rodero, tañedor de laúd; y Amin Chaachoo, voz y violín, son los integrantes de un grupo que nunca falla a su cita con las Noches del Alcázar, cuyos muros hacen resonar con una música que huele a estepa, a desierto y a bóvedas de un palacio.

"Somos occidentales que admiramos Oriente, sentimos una enorme pasión por la música islámica. Cuando la gente se acerca a escucharnos todos los prejuicios sociales y geográficos desaparecen", explica Rodero, convencido de que en la música andalusí está el germen del "flamenco, del jazz y de la música contemporánea". "Por eso cuando Amin entona su canto nadie lo siente lejano, la vocalidad, los melismas, todo nos suena conocido aunque sea lejano", acota Chiqui.

Con un arsenal de diez instrumentos de cuerda y percusión, Samarcanda ofrece "una mirada ecléctica" sobre el Mediterráneo, viajando por músicas populares de Marruecos, Turquía, Armenia, Grecia e Irán. "El grupo es nuestro proyecto más personal, reconocemos que somos un producto occidental para público occidental pero nos sentimos orgullosos de hacer las cosas de forma honesta, con muchas horas de estudio detrás y una devoción y un respeto absoluto", dice Joaquín.

Dejarse llevar por el arrullo de un santur, un qanum, tal vez un ud, un kaval o por el golpeo ceremonial de un bendir son sensaciones que se experimentan al escuchar un concierto de Samarcanda. Ellos se sienten orgullosos de haber servido de enlace, "muchas personas han descubierto estas músicas con nosotros y luego han seguido profundizando, incluso hay quienes se acercan para que les enseñemos a tocar". Sin embargo, ninguno de sus miembros es muy proclive a las clases: "Internet ha cambiado nuestras vidas, hoy se puede aprender a tocar viendo vídeos en YouTube y estando concentrado en casa, escuchando en disco a los maestros", argumenta Chiqui.

En el futuro la música "íntima, de cámara" que hace Samarcanda continuará sonando y extendiéndose. Ahora, con su primer álbum -ilustrado por una hermosa y evocadora fotografía abstracta del propio Rodero- se enfrentan, sin embargo, a un cambio importante: "Amin Chaachoo ha regresado a su ciudad natal en Marruecos, Tetuán, para integrarse en su vida cultural. Por eso vimos claro que éste era el momento de recoger en una grabación todo lo hecho hasta ahora", explican. Youssef Mezgheldi se ha incorporado recientemente a la formación. Y vendrán más. Quedan muchos recónditos pasajes de esta música que deben ser redescubiertos. Mientras tanto, un trocito de la historia reciente del Alcázar ha cobrado forma de cedé.

  • 1