Sólo cuatro coros tuvieron la fortuna de participar ayer en la final del XVI concurso escolar de campanilleros, organizado por El Corte Inglés en colaboración con el Distrito Casco Antiguo y El Correo de Andalucía. Era por tanto el momento de que las formaciones dieran lo mejor de cada una para hacer ver al jurado que eran merecedoras de conseguir el primer premio del certamen. Y así lo hicieron. Todos los coros, tanto los dos adscritos a la categoría de infantil y primaria como los de secundaria, ofrecieron un magnífico recital de tres villancicos en los que brillaron la calidad musical y una original interpretación, arrancando los aplausos de las personas que llenaban desde primera hora de la tarde la Plaza de la Gavidia.
El fallo del jurado decidió conceder el primer premio en la categoría de infantil y primaria al coro del colegio San Francisco Solano, del que valoró especialmente la originalidad de sus villancicos, incluso con el estreno de uno en el concurso. El segundo puesto fue para el coro San Marcelino de Los Maristas que por tercer año consecutivo llegó a la final. Gusto y mucho la variedad de instrumentos utilizados en la actuación.
En la categoría secundaria, el primer premio fue para el coro del colegio Pontífice Pablo VI que, en su primera participación en el concurso, logró hacerse con el favor del jurado por la interpretación de villancicos populares con ritmos andaluces. En segundo lugar quedó el coro del centro Virgen Milagrosa, que destacó por la ajustada afinación de sus voces femeninas. Los dos ganadores recibieron una tarjeta regalo de El Corte Inglés de 900 euros, mientras que los subcampeones recibieron otra por valor de 500 euros.
Antes de conocerse el nombre de los vencedores, el director de El Corte Inglés del Duque, Rafael Munné, el gerente de El Correo, Raúl Amián, y el subdirector del Casco Antiguo, Germán Barquín, hicieron entrega a Antonio Pérez, del Banco de Alimentos, de un talón por valor de 700 kilos -uno por cada alumno participante en el concurso- de productos no perecedores. Y es que estos días ha quedado claro que la Navidad es, además de villancicos, la fiesta de la solidaridad por excelencia.