En el primer semestre del año el aeropuerto de Sevilla ha aguantado las turbulencias de la crisis y de la subida del carburante. El crecimiento de pasajeros superó el 7% respecto a 2007. Pero las tour operadoras han afrontado las vacaciones con miedo. La pérdida de paquetes turísticos ha hecho que San Pablo entre en números rojos en pleno mes de julio por primera vez en cinco años.
No hay una línea lógica que una lo que está ocurriendo en el sector aeronáutico a escala mundial y lo que sucede dentro del aeropuerto de Sevilla. San Pablo estaba preparada para dar el gran salto, pero el mercado aeronáutico ha empezado a guardar los muebles.
Hasta final de año, el aeropuerto de Sevilla se verá envuelto en una serie de obras que duplicarán la capacidad de su aparcamiento, construirán un nuevo acceso de coches que descongestione la Terminal y se rescatarán dos pistas secundarias para acelerar el tráfico aéreo. San Pablo ha pasado de dos a 4,5 millones de pasajeros en sólo cinco años, ha crecido de forma ininterrumpida cada mes desde enero de 2003 y ha aumentado en número de rutas y de compañías.
En esta tesitura ha sobrevenido la crisis financiera, y el alza del precio del carburante ha producido una especie de descompresión en el sector aeronáutico. A las compañías les han empezado a pitar violentamente los oídos y los responsables de San Pablo se han sentado a ver por dónde llegaba la tormenta: Las mismas aerolíneas que han cancelado rutas en Málaga, Palma de Mallorca y Granada (Spanair y Ryanair) mueven al año más de medio millón de pasajeros en San Pablo.
Y las dos compañías que más facturan en Sevilla, Clickair y Vueling, acaban de fusionarse, y con su unión han quedado en el aire las dos rutas que se solapan, los planes de expansión que comparten, sus respectivas plantillas, las bases de operaciones que ambas tienen en San Pablo y el 35% de viajeros que entre las dos mueven al año.
Mientras otros aeropuertos se han resentido en el primer semestre de 2008, el de Sevilla ha crecido por encima del 7%. Un dato positivo dentro de la vorágine, pero por debajo de lo que cabría esperar, teniendo en cuenta que hace un año San Pablo no tenía tantas rutas turísticas como ahora. A partir de julio y agosto se podía ver si de verdad San Pablo iba contracorriente, si seguía creciendo en número de pasajeros pese a la adversidad. Finalmente no ha sido así, y no porque el temor de las aerolíneas haya alcanzado a Sevilla -algo no descartable ni por el propio director del aeródromo- sino por el miedo de los agentes turísticos.
En julio, el umbral de las vacaciones de verano, se han reducido los vuelos chárter nacionales, pero sobre todo los paquetes vacacionales con destinos europeos (Praga, Viena, Budapest...) Los datos oficiales de Aena aún no están cerrados, pero el director de San Pablo, Eugenio Pérez, estima que "el crecimiento será bajo o incluso negativo". De confirmarse, habría roto una tendencia de crecimiento ininterrumpido de cinco años. Todos los meses de julio desde 2003, San Pablo ha experimentado un repunte de pasajeros que oscila entre el 14% y el 40%.
La crisis del sector se ha interpuesto en los planes de expansión de un aeropuerto que ha encontrado en las compañías de bajo coste una segunda identidad. La mitad de sus vuelos son de low cost y, mientras se cancelan rutas en otros destinos, San Pablo podría acaba el año con más conexiones de las que tiene. Las aerolíneas tradicionales han contrarrestado el auge de las low cost explotando un nuevo mercado: conexiones cortas de interior (Santiago, Zaragoza, Bilbao, Valladolid...) con las que han captado hasta 400.000 pasajeros nuevos.
