Dos años después de su última salida procesional, San Pablo Apóstol volvió a pasear de la iglesia de Santa María al convento de San Pablo y Santo Domingo. El patrón de Écija se reencontró ayer en las calles con los fieles, que pudieron contemplar una talla nueva y restaurada. El Apóstol de los gentiles faltó a su cita con los ecijanos el año pasado por culpa de la lluvia y el viento. El año en que se cumplían 2.000 años de vida del patrón de los astigitanos, bautizado como Año Paulino, el santo no procesionó. Ayer, los ecijanos se sacaron esa espinita.
En el corto trayecto entre la céntrica iglesia de Santa María y el antiguo convento de dominicos, por la plaza del Salón y las calles Mas y Prat y Almonas, centenares de vecinos saludaron al patrón y admiraron la restaurada talla que, ahora se sabe, no es obra de Salvador Gómez Navaja, escultor local, sino de Juan Bautista Vázquez, El Viejo, y su discípulo Gaspar del Águila, que tallaron la efigie en 1575.
La nueva autoría de la imagen se ha sabido durante la restauración que precisamente un ecijano, Jesús Porres, ha realizado de la talla en el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, que ha pagado un coste de 20.421 euros.
Lo que sí que no cambia es la devoción por la talla. San Pablo es patrón de Écija desde 1644, y en 1573 el arzobispo de Sevilla Cristóbal de Rojas declaró fiesta de precepto el 25 de enero.
Además de la procesión, la liturgia de la fiesta de San Pablo incluye la lectura del milagro del santo, ocurrido según las crónicas el 20 de febrero de 1436 cuando sanó la mano a un joven, junto a la leyenda que da por probado que Écija fue el primer lugar donde predicó Pablo de Tarso al llegar a la península ibérica.
