El barrio de San Vicente se puso ayer de tiros largos para ver una de las cofradías que alberga. Las calles aledañas a la parroquia estaban impolutas de cualquier vehículo que molestara al paso del cortejo. "Así debía estar todo el año porque aquí normalmente no hay ni espacio para los peatones", explicó José, un veterano vecino de la calle San Vicente. Iba con su hija y su nieto, silla plegable en mano, a ver la salida una hora antes para tener un buena visión del Señor de las Penas. "Y en la acera buena, porque mira hacia un lado", matizó. Allí se encontró con varios conocidos de la zona. Amena tertulia mientras salía la cofradía.
Al tiempo, la plaza de Doña Teresa Enríquez servía de escenario para la igualá de las cuadrillas. Antonio Santiago supervisaba una a una todas las líneas de costaleros. Lo quería todo perfecto. Con semblante serio iba colocando a los costaleros. "Tú, de corriente". La escena, costumbrista a más no poder, dio mucho juego a los aficionados a la fotografía. Resultaba fundamental buscar un punto lo más elevado posible para inmortalizar la imagen, como hizo Camilo mientras su mujer terminaba de repasar la ropa de su hijo, que se estrenaba como monaguillo del Señor de las Penas. Ya faltaba muy poco pasa salir y tenían que darse algo de prisa.
El Señor de las Penas volvió de nuevo a presentarse a los sevillanos bajo la música de Jesús de las Penas, que nuevamente interpretó la banda de Tejera con una pequeña a la vez que gran noticia. María del Mar Tejera, nieta del antiguo y recordado director de la formación, Pepín Tristán, se convirtió ayer en la primera mujer que forma parte de la centenaria banda de música sevillana. Ayer, por primera vez, acompañó a la Virgen de los Dolores durante su estación de penitencia. Un hecho que pasó inadvertido para la gran mayoría pero que supone una gran noticia para la plena igualdad en las cofradías sevillanas. Ya falta menos.
