La productora del aceite de oliva virgen extra 1881 ya contó en pasada ediciones con personalidades del mundo de las artes de renombre, como José Manuel Caballero Bonald, Manuel Vicent, Jesús Quintero, Antonio Gala o Mario Vargas Llosa. El gerente de la cooperativa, Diego Angulo, explicó que en la elección de este año han influido la pasión y el profundo conocimiento que el periodista y escritor tiene sobre el mundo oriental.
Como hicieran sus antecesores, Sánchez Dragó aportó su pequeño grano de arena en el patio del Sepulcro Ducal de Osuna y plantó el sexto olivo que decora el recinto de la Colegiata. Era la primera vez que visitaba la villa y llego acompañado de su mujer Naoko, que le ayudó a plantarlo.
La alcaldesa de Osuna, Rosario Andújar (PSOE) habló de las excelencias del buen aceite y calificó al pregonero como "un encantador de la palabra" y como un "gran comunicador, perfecto para este tipo de acto".
Sánchez Dragó fue presentado por el próximo pregonero de la Semana Santa de Sevilla, Antonio García Barbeito, que comenzó dando las buenas noches a un olivo que había sobre el escenario haciendo referencia a que era el centro de la conservación y dijo "quien no conozca el aceite de oliva que lo compre, pero que no lo compre si no es con el corazón". Calificó a Sánchez Dragó como "Fray Fernando del Olivo" y como "hermano del olivar", y le dio la enhorabuena porque "quien elige el camino del corazón no se equivoca nunca".
El pregonero sacó sus famosas gafas del bolsillo para leer el texto y se dirigió a los espectadores como "gentes del sur". Aseguró sentirse "como un dios egipcio en el vientre de una pirámide", en referencia al auditorio natural, y afirmó estar impresionado por la belleza de las calles de Osuna, "ciudad por la que se ve el paso de la historia y del tiempo, rodeada de campos de olivos".
Sánchez Dragó centró su pregón en la Antigüedad en cuyos textos nunca falta una referencia al olivo. Hizo un recorrido por egipcios, fenicios y griegos, hasta España. Alabó la importancia del aceite de oliva del sur y destacó como anécdota que un monte de Italia, il testaccio, una de las siete colinas de Roma, se formó con las ánforas de aceite de la Bética.
"El aceite sana el alma y el cuerpo", afirmó y destacó que "mi elixir de la eterna juventud siempre tiene aceite de oliva", que le ha acompañado en todos sus viajes porque "escrupulosamente, siempre desayuno aceite de oliva".
Para concluir afirmó que "alcanzar la felicidad es poner la punta de sus pies o el morro de su vehículo rumbo al horizonte, pero que apunte siempre hacia el sur. El olivo, la aceituna y el aceite forman el costillar del sur".