El parlamentario andaluz por Izquierda Unida Juan Manuel Sánchez Gordillo dijo ayer una barbaridad que le retrata como político y como persona al calificar de "error como la copa de un pino" la detención en Burdeos de parte de la cúpula de la banda terrorista ETA. El polémico y controvertido diputado autonómico rechazó públicamente la detención del "entorno político de ETA que no tiene delitos de sangre". No es la primera vez que el ex alcalde de Marinaleda se expresa en esos términos sobre un asunto que ha sido celebrado unánimemente por todos los ciudadanos españoles y franceses. Tras la desarticulación de la cúpula de Batasuna el pasado mes de octubre, Sánchez Gordillo pidió el apoyo de la militancia de Izquierda Unida para "los compañeros detenidos por hacer política". Sus salidas de tono, por repetidas, no deben dejar indiferente ni a la clase política ni a la ciudadanía y tal vez no debieran salirle gratis. Son impropias de una mínima catadura moral, respeto institucional y altura intelectual exigibles a cualquier diputado autonómico que representa a los andaluces. Cuando España aún sigue dolorida por el asesinato del Guardia Civil malagueño Juan Manuel Piñuel por la furgoneta bomba con la que ETA planeaba una masacre de mujeres y niños, las palabras de Sánchez Gordillo en defensa de los presuntos instigadores de los atentados sólo pueden abochornar a los ciudadanos de bien y sonrojar a los representantes de su partido y del resto de fuerzas políticas que comparten escaño con él en el Parlamento Andaluz. Izquierda Unida sabrá el camino que pretende recorrer en Andalucía y España manteniendo a este tipo de personajes, convertidos en caricatura de sí mismos. El verdadero error como la copa de un pino es que IU haya accedido a que fuera cabeza de lista por Sevilla, una decisión errática que, más pronto que tarde, le acabará pasando factura.
