El aceite de girasol disponible en el mercado es "seguro para la salud", a pesar de que Sanidad aún no desveló qué marcas están contaminadas. "No hay ninguna botella tóxica, tráigame una y me la beberé", dijo el ministro, Bernat Soria, que mantiene en secreto 600 marcas de aceite que están bajo sospecha.
Sanidad publicó una lista de 200 marcas limpias, es decir, que no introducen el producto contaminado procedente de Ucrania, de las 800 marcas que se comercializan en España. Sin embargo, el mensaje de tranquilidad no fue tanto después de que el presidente de la Agencia de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESA), Félix Lobo, precisó que hasta dentro "de dos o tres semanas" no se emitirá "una lista fiable de productos no conformes, que pudieran dar toxicidad" y hasta insinuó que puede haber flecos pendientes a lo largo de este proceso.
En el pasado fin de semana, Sanidad procedió al vaciado sanitario en 25.000 establecimientos, en los que se retiraron 3.500 toneladas de aceite. Además, se detalló que en el primer trimestre del año llegaron 15.600 toneladas de aceite en bruto desde Ucrania, de las que 7.000 podrían ser consideradas sospechosas, y que están retenidas para ser analizadas.
El aceite contaminado pudo llegar a través de barcos que zarparon de Ucrania en febrero, por lo que según los cálculos del sector, las partidas afectadas habrían estado disponibles en los supermercados, como mucho, 10 ó 15 días.
Con este operativo, Soria dio ayer "por concluida" la alerta alimentaria y aseguró que "no existe riesgo" al consumir el aceite, tanto el del mercado, como el que se conserve en los hogares, ya que la concentración de hidrocarburo "es muy pequeña". De hecho, indicó que no tiene constancia de ninguna persona afectada e incluso aclaró que no le importaría consumir una de estas botellas.
Críticas. Aunque Soria insistió en que no hay riesgo a la hora de consumir, la presidenta del Consejo General de Consumidores, Francisca Sauquillo, aconsejó que no se use este producto hasta que no se explore todo el mercado.
Por su parte, los responsables de los productores COAG y UPA coincidieron en señalar que al Gobierno se le fue de las manos nuevamente una crisis alimentaria -como la que acaeció al aceite de orujo en 2001- y que esta situación del aceite de girasol evidencia problemas de trazabilidad en las importaciones.
Al contrario que consumidores y productores, la Comisión Europea consideró que las medidas que España tomó hasta ayer fueron "suficientes", según explicó el portavoz comunitario de Agricultura, Michael Mann, que recalcó que no existe ningún riesgo para la salud humana.
