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Santa Justa y San Pablo, dos realidades que comparten un mismo distrito

La gran extensión que articula a los barrios de esta zona permite que convivan muy diversos modos de vida en el mismo distrito. La popularidad de San Pablo y el valor residencial del entorno de Santa Justa se unen en la Sevilla del siglo XXI

el 10 mar 2011 / 19:06 h.

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Las nuevas viviendas construidas en el entorno de la Estación de Santa Justa impulsaron la creación de una zona residencial formada en su mayoría por familias jóvenes

Una docena de barrios de carácter popular configuran el Distrito San Pablo-Santa Justa. A pesar de ser un espacio con no más de cuatro décadas de historia, el paso de los años y especialmente el abandono sufrido por parte de las instituciones municipales provocaron que sus calles se encontraran en una situación impropia de una sociedad como la actual. Por tanto, la llegada del nuevo siglo y de los cambios que éste debía reportar a la ciudad se hicieron muy necesarios para modificar el entorno social y urbanístico de los 66.600 ciudadanos que configuran el distrito.

Tocaba apostar por esta zona de la ciudad y especialmente por sus vecinos. Para ello, las inversiones desprendidas del plan de barrios se afanaron en cambiar la imagen externa de sus calles, renovando pavimentos, reconstruyendo acerados y dotando a los ciudadanos de las mejoras sociales necesarias para hacer más agradable la convivencia en sus calles. Así, se rehabilitaron zonas comunes del viario y se mejoraron las estructuras de los edificios de algunas de sus barriadas, como en el caso concreto del Polígono de San Pablo. En este sentido, en el año 2007 se puso en marcha un operativo, auspiciado económicamente por las instituciones municipales, llamado a dotar a las viviendas de ascensores que facilitaran la salida de las viviendas a aquellos vecinos en situación de movilidad reducida. Con el paso de los años, un hecho que puede resultar tan sencillo como poder bajar una escalera se había convertido en una barrera insalvable para las personas de mayor edad, vecinos que veían cómo pasaban los días encerrados en sus hogares por la inexistencia de estos ascensores. Con su construcción no sólo se ha mejorado su movilidad sino que también ha permitido la revalorización de unas viviendas que se habían depreciado drásticamente ante estas dificultades. A ello se sumó la construcción de varias promociones de viviendas públicas, que superan las 200 entregadas a los nuevos propietarios, en barrios como La Corza, la calle Arroyo o Kansas City.

La apuesta municipal por los vecinos del distrito tuvo su continuidad en la acción concreta con los más pequeños, esos ciudadanos llamados a ser el futuro más prometedor de todo el conjunto de la ciudad. Con tal fin se articularon 35 nuevas áreas infantiles que facilitaban el ocio y el disfrute del tiempo libre de los niños. Espacios amplios y con una extensa oferta de actividades como el que se habilitó en la Plaza de Antonio Mairena, ubicada en pleno corazón del Polígono San Pablo. Junto al fomento del ocio de los más pequeños, se hacía necesario también invertir en su educación a través de la adecuación de los centros escolares con sede en el distrito. En este sentido, se acondicionaron los colegios Calvo Sotelo, la Borbolla y San Ignacio de Loyola, entre otros, eliminando las barreras arquitectónicas e instalando zonas de juegos infantiles que contribuyen a la mejora de su estancia y al aumento de la calidad de los servicios que se ofertan desde estos centros. En cuanto a los niños de menor edad -de 0 a 3 años- se habilitó un nuevo espacio en la Avenida de la Soleá que triplicaba en extensión a la anterior guardería infantil del Polígono de San Pablo.

Todas estas mejoras experimentadas por el distrito han tenido como nexo común a la iniciativa vecinal. En la canalización de estas propuestas ha resultado clave, al igual que ha ocurrido en otros puntos de la ciudad, la intervención municipal desarrollada desde la sede del distrito. En ella se ha dado cobertura a las reivindicaciones ciudadanas, expuestas por medio de los presupuestos participativos, artífices de muchas de las mejoras en sus barriadas. Junto a ello, la nueva sede del Centro Cívico San Pablo, inaugurada en el año 2001, se ha convertido en el espacio desde el que ofertar a los vecinos más de un centenar de talleres de temática muy variada: cocina, danza, taichí, pintura en tela, gimnasia, informática, entre otras propuestas.

Junto a esta diversidad cultural, el distrito cuenta también con un centro que apuesta por el uso de las nuevas tecnologías, entre las calles Antonio de Lara y Jerónimo Miura. Se trata del Cibercentro ‘Amanecer', un espacio recién inaugurado en el que se imparten cursos de aprendizaje y profundización en informática y en el uso racional de internet. A su vez, este centro es la sede de la Asociación de Vecinos ‘Amanecer' desde la que se imparten cursos como el taller de croché o de punto, destinado en su mayoría a los sectores de población de mayor edad, muy numerosos en la zona. Otro de los servicios públicos ofertados desde el distrito pasa por el fomento de la búsqueda de empleo entre los vecinos. El Espacio Abierto San Pablo es una escuela taller que alberga los programas de formación e inserción laboral para el barrio. Desde él se proyectan cursos de muy diversa índole, cuyo aprendizaje se aplica posteriormente en aquellas organizaciones sin ánimo de lucro que lo solicitan a modo de prácticas.

Este amplio paquete de medidas se prolonga hasta la extensa cobertura sanitaria que ofrece el distrito a sus ciudadanos. Dos grandes centros de salud han mejorado sus prestaciones en la última década, uno en el Greco, que ha visto remodelada sus instalaciones, y otro, el de la Ronda Histórica, inaugurado en 2003 en la Carretera Carmona. En su sede se ubica el proyecto de investigación ‘Predimed' (Prevención de la Dieta Mediterránea) que estudia la posibilidad de que este modelo de alimentación pueda evitar los infartos de miocardio, a través de la composición de varios menús basados en productos de nueva temporada.

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