En los últimos meses se han formado grandes colas de gente en las puertas de las bibliotecas norteamericanas. La razón es muy simple, la mayoría de los desempleados de aquel país recurren a las bibliotecas para buscar, de forma gratuita, ofertas de empleo en Internet. Saben que la inmensa mayoría de las empresas exigen que las solicitudes se presenten por esa vía. Disponer de acceso a la Red se ha convertido en una barrera para el acceso al mercado laboral. Una situación nueva, derivada de las enormes limitaciones de los medios de comunicación tradicionales para las ofertas de trabajo. Una irrefrenable tendencia que, unida a la práctica general de buscar cualquier cosa que se necesite en Internet, está provocando que miles de parados busquen una esperanza para su crisis laboral en esos tradicionales santuarios de cultura popular. Tal ha sido la demanda de acceso a la Red en las bibliotecas públicas, que éstas han creado unidades de asesoramiento laboral, pretendiendo así evitar el colapso de estos espacios, hasta la fecha dominados por el silencio de los libros y sus pacíficos lectores.
Miles de personas con dificultades recurriendo a espacios culturales para encontrar un rayo de esperanza. Cultura y crisis, una ecuación interesante que también ha encontrado eco en la agenda política que los socialdemócratas alemanes han presentado en este mes de agosto. De acuerdo con su oferta electoral para las próximas elecciones de septiembre, la que han denominado "Plan Alemania", los socialistas germanos han propuesto acabar con el desempleo en el 2020, gracias a la creación de cuatro millones de nuevos empleos en este periodo de tiempo. Lo más curioso de esta propuesta, es que los socialistas alemanes prometen que una cuarta parte, un millón de estos nuevos empleos, se crearán en la cultura, el entretenimiento y los servicios.
A su juicio, la actual crisis económica, los efectos crecientes de la globalización y la decadencia acelerada de sectores productivos tradicionales, ya condenados a la extinción, exige poner la mirada en los sectores creativos, en actividades de alto valor añadido vinculadas a la cultura, el bienestar y el conocimiento. Son conscientes de que nos asomamos a un mundo económico diferente, a mercados más complejos, competitivos y abiertos, donde tendrá más peso la inteligencia y la creatividad. Más que las materias primas, el dominio de los mercados tradicionales, la tradición industrial o la disponibilidad de recursos naturales.
Bibliotecas, editoriales, productoras audiovisuales, Internet, concursos, exposiciones artísticas, museos, encuentros de creadores, se han convertido en oportunidades irrenunciables para hablar hoy de crisis y de futuro económico. Santuarios, como los define el diccionario de la RAE, "ese tesoro de dinero o de objetos preciosos que se guarda en un lugar", que en estos tiempos de dudoso valor y precio de las cosas en los mercados están por descubrir al escaso alcance de nuestra mirada. ¿A qué estamos esperando?