Cultura

Saramago le presta su voz al teatro andaluz

El gesto grave de Carlos Álvarez se enfrenta al de Manolo Monteagudo sobre el escenario. Al fondo, un coro con los rostros más populares del teatro andaluz le da la réplica. Son los primeros pasos de In Nomine Dei, la obra dramática que Saramago ha cedido al Centro Andaluz de Teatro.

el 14 sep 2009 / 20:46 h.

El gesto grave de Carlos Álvarez se enfrenta al de Manolo Monteagudo sobre el escenario. Al fondo, un coro con los rostros más populares del teatro andaluz le da la réplica. Son los primeros pasos de In Nomine Dei, la obra dramática que Saramago ha cedido al Centro Andaluz de Teatro y que, bajo la dirección de José Carlos Plaza, se estrena en Sevilla dentro de dos semanas.

"Si Dios perdona, cómo es posible que no perdone la Iglesia". La primera, en la frente. Carlos Álvarez (Premio Goya al Mejor actor) dice cada frase lenta, pausadamente, con la firmeza que da la dulzura de su acento montañés. Y es que, el director José Carlos Plaza le imprime a los ensayos de la obra, que estos días tienen lugar en el local que la Consejería de Cultura tiene en la calle Calatrava, un ritmo vigoroso, una fuerza dramática sólo apta para un texto como el que el Nobel José Saramago ha confeccionado en In Nomine Dei, un durísimo alegato contra las intolerancias derivadas de la religión. "Pensad y escuchad lo que decís", pide constantemente Plaza a sus actores. Porque cada frase es un mazazo; cada palabra, una señal de alarma en la conciencia.

In Nomine Dei, escrita por Saramago en 1993 (por la que obtuvo varios premios), escasísimamente representada y cedida ahora al Centro Andaluz de Teatro, es la adaptación dramática de una historia real ocurrida en el siglo XVI, un conflicto entre católicos y protestantes anabaptistas en una ciudad del norte de Alemania, Münster. Los protestantes, a cuenta del gobierno de la ciudad, instalaron una especie de comunismo evangélico, eliminaron las deudas, el dinero... Los jefes -"porque siempre se necesita un jefe", explica el propio Saramago en la publicación que recoge este texto-, querían vivir al estilo de los patriarcas bíblicos y algunos tenían hasta 14 mujeres, para escándalo de los católicos.

Aquello acabó en una carnicería. Se mataron, se torturaron, se degollaron. Una ciudad que tenía 14.000 habitantes se consumió hata quedarse en 2.000. "Y ni siquiera se trataba de dos dioses distintos, era el mismo Dios, el mismo libro: la Biblia", remata el Nobel de Azinhaga.

Así pues, se trata pues de un hecho histórico que "funciona muy bien desde el punto de vista teatral", explica el experimentado Plaza en un receso de los ensayos, y reconoce la pericia de Saramago, quien "siendo un autor narrativo por encima de todo, sitúa muy bien la acción dramática".

La complejidad de la obra, no obstante, se evidencia en el ritmo de trabajo y la exigencia que impone José Carlos Plaza -sin el cual, la puesta en escena no hubiera sido posible. Su nombre fue casi una condición de Saramago para ceder la pieza al CAT- en las sucesivas repeticiones, en las necesidad de que cada recitado tenga el tono preciso. "No hay frase baldía, es casi un juego dialéctico", aclara Plaza, que tiene una "profunda confianza" en que In nomine Dei llegue facilmente a todos los espectadores. "Reconozco su complejidad ideológica, pero nuestro trabajo consiste en acercar el texto de una manera vivencial, no conceptual, utilizando las vías sensoriales y emocionales; es un montaje con imágenes muy bellas".

Obra coral.

Para ello, Plaza capitanea un casting eminentemente andaluz, por el que sobresalen algunos de los rostros más habituales de nuestra escena: Idilio Cardoso, Mercedes Hoyos, Chema del Barco, F. M. Poika, Miguel Zurita..... Y en la cúspide, Carlos Álvarez, con quien Plaza ya trabajó en Solas y "sin el que hubiera sido muy difícil llevar a buen puerto este proyecto", elogia el veterano director, que siente un "profundo respeto" por este actor "con el que seguiría trabajando siempre".

Al resto, "los conocía muy poco", reconoce Plaza, que anda, sin embargo, "entusiasmado" con el altísimo valor del actor andaluz. "Esta obra es un trabajo en equipo, un espectáculo coral donde cada uno es importante; y todos ellos son conscientes de eso", termina el director para volver al trabajo, casi sin descanso.... "Nos quedan 20 días".

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