Hay talentos capaces de cambiar la historia. En el día de la fiesta por el veinticinco aniversario de un club que se ha asomado en varias finales a la gloria sin poder agarrarla, Tomas Satoransky envolvió con papel de regalo un triple que diluyó el impacto de un partido desconcertante. El checo fue, de largo, lo mejor que le pasó a un equipo rodeado de neblina, y camina hacia la certeza que puede ser lo más especial que ha vestido la camiseta, ahora magenta, en mucho tiempo. Está en otra dimensión y ojalá ayude al colectivo a ponerse a su altura.
A falta de poco más de una semana para el salto inicial del partido de Vitoria ante el Caja Laboral, las sensaciones que transmite el equipo de Joan Plaza no son buenas. Por momentos son hasta preocupantes. No se atisba aún una idea de juego, ni es un equipo que defienda especialmente bien ni tampoco los refuerzos para el perímetro alientan una progresión en la capacidad de anotación. Es de suponer que se trata de una pretemporada donde muchas de las individualidades están aún fuera de sitio, caso de Carl English, quien no fue capaz de aportar su primera canasta en juego hasta bien entrado el tercer cuarto. Bogdanovic, en cambio, desapareció de la escena después de algunos detalles en los primeros compases del choque, los mejores de los chicos de magenta (12-2), y no apareció hasta el éxtasis final. Los impulsos habituales de Urtasun y la conexión Paul Davis-Satoransky son ahora mismo el eje de un equipo que sorprendió por su precariedad. Tampoco el Valencia Basket está para tirar cohetes, y mira que gustan en aquellas tierras. No obstante, con la calidad del campeón de Europa, Víctor Claver, los músculos de Pietrus y la clase de De Colo, en una plantilla que ha bajado un escalón de potencial respecto a la temporada pasada, le bastó para, de un plumazo, cambiar la inercia del amistoso (16-19). El Cajasol se marchó al descanso con un 0 de 7 en triples, que después se convertiría en un 0 de 10 al final del tercer cuarto, y concediendo 40 puntos, lo que da idea de la falta de trazo para adivinar lo que será este Cajasol en la temporada de su 25 aniversario. Ni siquiera necesitó el equipo de Paco Olmos de Rafa Martínez (0 de 6 en triples) ni del ex cajista Caner Medley (2 de 9 en tiros de dos) para ir avanzando con comodidad en el dominio del choque, que no obstante, llegó abierto más de lo que los acontecimientos preveían al último tramo (52-61) tras el primer triple de los locales, cuyo honor se lo ganó Bogdanovic tras 33 minutos de disgustos desde el 6,75.
El último cuarto fue una orgía cajista. Partió de un ramalazo de orgullo que trasladaron los jugadores a la defensa, fustigados, seguramente, por el varapalo reciente en la Copa de Andalucía. Muchas transiciones rápidas y balones interiores que acababa siempre en posiciones ventajosas para Paul Davis, tan avezado en estas lides (11 de 11 en tiros de dos) como extremadamente negligente en defensa. El americano anotó 15 puntos en este último cuarto, con varias asistencias espectaculares de Tomas Satoransky, que a falta de tres segundos corrió hasta la línea de tres, se elevó con los muelles que Dios le ha dado y le cambió la cara a un cumpleaños que cerró con fuegos artificiales como si de una película se tratara.