Cultura

Sawal Al Neimi: «El sexo está en el corazón de la cultura árabe»

La escritora siria, autora de ‘El sabor de la miel’, visitó la fundación Tres Culturas

el 27 nov 2010 / 21:24 h.

Manzano charla con Laudrup antes del partido.
-Usted habla de un "lenguaje de la sexualidad" que ya no existe. ¿Cuándo se perdió?
-En mi libro, en efecto, cito a autores desde el siglo IX hasta el XIV, un tiempo en el que hablar de sexo era una cosa muy normal en la cultura árabe. Lo que sucede es que esos tratados eran de religiosos, de jueces y, a menudo, de jueces de jueces: la gente que estaba en el corazón del poder, y no podían ser castigados por ello. Y eran precisamente los poderosos los que demandaban estos libros, porque el sexo estaba en el centro de la cultura árabo-musulmana, como lo está el cuerpo.
-¿En qué sentido?
-La higiene, hacer deporte, hacer el amor, son cosas muy naturales y la religión se interesaba por todas ellas. No había separación entre cuerpo y alma, que es algo muy occidental, que viene de la filosofía griega y entronca con el cristianismo. La sociedad árabe ha sufrido una transformación lenta pero firme, una suerte de esclerosis que impide pensar y expresarse, que impide reaccionar, y el resultado es lo que vivimos: la separación entre nuestra cultura árabo-musulmana y la cultura dominante...
-Escribir en primera persona, ¿es un acto de autoafirmación, una toma de posiciones?
-Escribo siempre en primera persona, mis poemas, novelas, e incluso los artículos. No sé escribir de otra manera. Puede que sea una limitación mía, no sé. Y al mismo tiempo, es como un juego. Cuando publiqué El sabor de la miel, todo el mundo habló de mi libro como una confesión. Pero todo es ficción, de modo que el juego está conseguido.
-Claro: cuando haga de verdad sus confesiones, serán en tercera persona...
-No lo sé, creo que escribiré mis confesiones a los 80 años, ¡no antes! [risas] Soy valiente, pero no tanto...
-Su libro, ¿está prohibido en todo el mundo árabe, o hay países donde puede encontrarse?
-Está prohibido en todos excepto en el Magreb: Marruecos, Túnez, Argelia. Y en el Líbano está permitido para mayores de 18 años. También estuvo en el Salón del Libro de Abu Dabi, uno de los pocos salones donde no hay prohibiciones. Pero en el mundo árabe la censura es muy corriente y no necesita dar explicaciones. Y muy estúpida, sobre todo desde que existe internet.
-¿Puede encontrarse su libro en la red?
-Se puede descargar en varios sitios por unos pocos dólares, y hay al menos seis o siete páginas donde es gratuito. De modo que todos los interesados ya lo han leído. En Siria y Jordania se venden en el mercado negro, como si fuera algo revolucionario [risas]. Hasta en las librerías, lo pides en voz baja y lo tienen ahí, escondido. Pero no creo, como opinan muchos, que la prohibición haga el éxito de un libro. O el hecho de que hable de sexo. Creo que hay que buscar las razones en otra parte.
-¿Es usted un caso aislado, o podemos hablar de una generación de escritoras árabes dispuestas a hablar sin tapujos del cuerpo?
-Es posible, en todo caso no es un fenómeno nuevo. Ahí está el caso de Leila Baalbaki, quien publicó un libro titulado Yo vivo a finales de los años 50 y estuvo en los tribunales porque hablaba libremente de sexo y otras cosas. En la literatura árabe moderna, también en la de los hombres, se habla de sexo. Lo que pasa en mi caso es que el sexo es el tema de la novela. Es la primera vez que se dice tan a las claras, con orgullo, que la libertad sexual forma parte de nuestra cultura. Un crítico llegó a decir que la salida del libro era una fecha histórica. Cuando lo leí, pensé que exageraba, pero puede que tenga razón. Ahora se habla de sexo, pero de una manera muy ruda, con palabras que antes sólo se usaban para insultar. Yo quise darle a ese lenguaje la humanidad y la belleza.

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