Economía

"Se abusa de las nuevas tecnologías para arreglar un mal diseño arquitectónico"

El responsable técnico y comercial de Terapia Urbana dice que los sistemas de naturación en la edificación, como los jardines verticales, mejoran la productividad.

el 18 jun 2011 / 19:14 h.

Fernando Hidalgo en el Edificio CREA en San Jerónimo, donde se ubica la empresa Terapia Urbana.

La arquitectura y la agronomía se dan la mano en Terapia Urbana, una firma sevillana que puso en marcha Fernando Hidalgo (Sevilla, 1977) junto a cuatro socios y que persigue mejorar la calidad ambiental y la eficiencia energética en la edificación, desarrollando bajo patente sistemas de jardines verticales y techos verdes que integran la naturaleza en los edificios y en la ciudad.

-Entre otras cosas, Terapia Urbana quiere combatir el síndrome el edificio enfermo. Explíqueme en qué consiste.

-La OMS lo explica como las afecciones psíquicas y físicas que sufren los usuarios de edificios debido a una mala calidad ambiental y de acondicionamiento de los espacios. Favorece la aparición de alergias, jaquecas y disminuye el rendimiento laboral por la mala calidad del aire interior de los espacios, entre otras cosas. Nuestros sistemas combaten este síndrome, consiguiendo mejorar la calidad del aire. Además, los sistemas naturados, al estar compuestos por plantas, absorben CO2 y contaminantes orgánicos presentes en el aire, que se desprenden de materiales del mobiliario.

-¿Cuál es la actividad concreta de Terapia Urbana?

-Diseñamos e instalamos sistemas de naturación urbana, principalmente jardines verticales y techos verdes, con el objetivo de integrar la naturaleza en el interior y en el exterior de los edificios. Hemos patentado varios sistemas de jardín vertical diseñados para grandes superficies ajardinadas (a partir de 50 metros) en edificios. También hemos desarrollado y empezamos a comercializar otra línea de productos pensados para el mercado residencial y terciario, denominados lienzos naturados Slim greenwall, consistentes en jardines verticales enmarcados de pequeñas dimensiones. Los jardines verticales tienen beneficios energéticos y ambientales, y los lienzos naturados tienen un objetivo más ornamental y decorativo, trasladando la naturaleza al interior.

-¿Cómo distribuye sus productos?

-Trabajamos con estudios de ingeniería y arquitectura para realizar proyectos que integran jardines verticales y techos verdes, aunque los resultados se obtienen a largo plazo. Desde que se redacta el proyecto hasta que se ejecuta pasan muchos meses. Por esto desarrollamos los lienzos naturados. Son una adaptación de nuestra tecnología a un sistema más pequeño automatizado, sin necesidad de apenas mantenimiento. La distribución se hará a través de nuestra web mediante venta on line, en tiendas de decoración y en viveros y gardens.

-¿Cuál es el cliente objetivo de sus lienzos naturados?

-Son clientes de clase media-alta, ya que con nuestro producto estamos vendiendo innovación y decoración diferenciadora. Estamos perfilando los canales de distribución y los entornos donde pueden tener buena acogida, como cadenas hoteleras, clínicas privadas, restaurantes o galerías de arte, a través de los que podemos acceder a nuestro cliente objetivo. En cualquier caso, un lienzo naturado cuesta en torno a los 400 euros.

-¿Dónde se puede observar alguno de sus jardines verticales?

-Los primeros prototipos surgieron en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica. Allí tenemos un sistema pasivo, que es un jardín vertical que no está conectado a ninguna instalación, y uno activo, que se complementa con una instalación de ventilación. La Universidad de Sevilla nos facilita un laboratorio de ensayo donde hacemos pruebas de montaje y riego. Trabajamos también en la Escuela de Ingenieros Industriales, donde estamos completando la instalación de un jardín vertical activo de 16 metros cuadrados que será el primero en Europa. También hemos instalado jardines verticales en una vivienda de Gelves, prevemos ejecutar otro de 50 metros cuadrados en la ampliación de la Clínica Sagrado Corazón de Sevilla y, en la futura estación de autobuses de Cádiz, hemos proyectado 60 más.

-¿Con qué empresas trabaja?

-Los contratos los hemos obtenido a través de proyectos conjuntos con estudios de arquitectura e ingeniería. Hemos colaborado con Ayesa, EDDEA o el estudio JBF, entre otros. El componente de sostenibilidad es muy importante cuando se plantean propuestas de arquitectura. En cualquier caso, no es tan novedoso. El hombre ha empleado siempre la naturaleza para construir de un modo eficiente y sostenible. Lo que ocurre es que ahora se abusa de las últimas tecnologías confiando en que ellas arreglen un mal diseño arquitectónico, y esto supone un consumo excesivo. Con los jardines verticales empleamos tecnología actual pero la evapotranspiración ya la usaban los árabes para enfriar el ambiente. Cada cultura ha aplicado la arquitectura bioclimática más adecuada según su época y lugar.

-¿Hay competencia en esta idea de unir naturaleza y urbe?

-Es escasa. Hay empresas grandes que están avanzadas y surgen algunas pequeñas, aunque el mercado es aún incipiente. Aportamos nuestro carácter multidisciplinar, planteando la instalación de jardines como una estrategia de diseño bioclimático e intentando colaborar en el proyecto buscando el mayor beneficio medioambiental. Junto a la empresa Idener, desarrollamos el autocontrol del sistema, que nos permite abaratar el mantenimiento.

-¿Funciona esta idea de negocio en otros países?

-Hay mercados fuertes, como México o Canadá. Más cerca, Inglaterra y Francia son mercados maduros, lo comprobamos en una feria en Londres recientemente. Son países más avanzados en concienciación medioambiental y además gozan de temperaturas más óptimas.

-¿Es eficiente este sistema teniendo en cuenta el gasto de recursos hídricos que conlleva?

-Para utilizar de modo eficiente el agua usamos un riego recirculado, consistente en que el agua que no absorbe el jardín se recoge en un depósito para volverla a utilizar tras controlar su nivel de PH. Así, optimizamos al máximo su aprovechamiento. También planteamos estrategias de almacenamiento de agua de lluvia, aprovechando de un modo más eficiente los recursos.

-Comenzó con la actividad el verano del pasado año. ¿Cómo va el negocio?

-La coyuntura actual no facilita el camino, ya que confiábamos en la Administración Pública, que suele predicar con el ejemplo en temas de sostenibilidad, para llevar a cabo propuestas, pero actualmente no tiene recursos. Por eso nos centramos en la empresa privada, responsable medioambientalmente y que apuesta por este tipo de de productos tan potentes a nivel ornamental y con beneficios energéticos. Su instalación influye en la mejora del rendimiento laboral de los ocupantes. El retorno de la inversión llega por el ahorro energético y el marketing, así como por la mejora de las condiciones laborales y el confort visual obtenidos. Existen estudios en hospitales que demuestran que la existencia de plantas reduce la estancia de los pacientes.

-¿Por qué se decidió por este negocio?

-Surgió de la coincidencia en el tiempo de los socios investigadores, profesores de Ingeniería Agrícola, y mi socio, Iván Gaviño, y yo, que somos arquitectos. Esta tecnología tenía potencial para justificar una empresa y presentamos un plan de negocio a un concurso de iniciativas empresariales de la OTRI, luego lo mejoramos gracias a la EOI y hemos tenido el respaldo de la Junta de Andalucía a través del CADE de San Juan y de un incentivo Campus de la Agencia IDEA. Actualmente desarrollamos nuestro modelo de negocio gracias al programa 50K del Instituto San Telmo, con el que esperamos dar una vuelta de tuerca más para consolidarnos.

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