Cultura

Se apaga una de las voces más personales de los 70 y 80

Amores, Yo no soy esa, Un hombre marchó... son canciones de Mari Trini que ahora forman parte del repertorio de clásicos del cancionero español, temas escritos por una mujer cuya vida estuvo marcada por la enfermedad, una mujer comprometida y poeta, que huyó de lo comercial y preservó siempre su vida privada.

el 16 sep 2009 / 01:05 h.

Amores, Yo no soy esa, Un hombre marchó... son canciones de Mari Trini que ahora forman parte del repertorio de clásicos del cancionero español, temas escritos por una mujer cuya vida estuvo marcada por la enfermedad, una mujer comprometida y poeta, que huyó de lo comercial y preservó siempre su vida privada. Su voz se apagó ayer.

Justo cuando se cumple el cuarenta aniversario de la publicación de su primer álbum, Mari Trini, la cantante y compositora fallecía ayer de madrugada en un hospital de Murcia, según confirmaron fuentes de la Consejería de Sanidad, que no especificaron las causas de la muerte por deseo expreso de la familia. María Trinidad Pérez-Miravete Mille nació el 12 de julio de 1947 en Murcia y era la mayor de cuatro hermanos. Desde muy pequeña y ya en Madrid mostró grandes aptitudes para la música, pero una nefritis crónica le obligó a permanecer seis años en cama. Además, el fuerte tratamiento con corticoides al que fue sometida le deformó la mitad de la cara, un problema que marcaría su vida y su personalidad.

A principios de los años 60 compuso su primera canción, Mi pájaro, pero en España su carrera no despuntaba, entonces tuvo que viajar a Londres, apadrinada por Nicholas Ray, allí contacto con músicos como Paul McCartney y cineasta como Roman Polanski.

Después, en su afán por convertirse en la Juliette Gréco española -incluso llegó a versionar Ne me quite pas-, marchó a París, y grabó dos discos en francés con la Pathé-Marconi. Regresó a España por el fallecimiento de su padre y fue entonces cuando empezó su carrera musical aquí.

Tras grabar Amores, Mari Trini formó parte de una generación de músicos españoles de finales de los 60 y los años 70, como Serrat y Camilo Sesto, o los trágicamente desaparecidos Nino Bravo y Cecilia, que a base de melodías pegadizas, narraban con textos contestatarios la historia de una España que veía como el franquismo iba cayendo por su propio peso.

De esa época son discos como Ventanas, ¿Quién?, Sólo para ti y Escúchame, álbum publicado en 1974 y que contenía uno de los mayores éxitos de su carrera, Yo no soy esa. En los ochenta siguió su carrera de éxitos con trabajos como Una estrella cayó en mi jardín o ¿Quién me venderá?, y para acallar los tópicos que circulaban en la época sobre su imagen poco femenina, decidió posar desnuda, como hicieron muchas otras famosas del momento, en la revista Interviú.

La década de los noventa fue un período de altibajos y, aunque publicó discos como Espejismos, Sin barreras o Alas de cristal, estuvo mucho tiempo retirada de los escenarios. Poco se ha sabido en los que va de siglo de esta mujer, aficionada a los coches de carreras, la mecánica, el cine, la literatura y el piano, que fue músico y poeta, y que desde ayer forma parte del Olimpo de la música española.

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