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Se arroja luz para los ciegos

Si la semana pasada se conoció que seis británicos se sometieron con éxito al implante de un ojo biónico, el lunes se hizo público que otro joven inglés ha recuperado parte de visión tras una terapia génica. (Foto: El Correo).

el 15 sep 2009 / 03:56 h.

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Si la semana pasada se conoció que seis británicos se sometieron con éxito al implante de un ojo biónico, el lunes se hizo público que otro joven inglés ha recuperado parte de visión tras una terapia génica. Aunque han salido de la oscuridad, ambas intervenciones sólo han permitido que distingan las luz de la sombra.

Suficiente para manejarse en las actividades diarias. Es el sentir general de la comunidad científica internacional y de Steven Howarth. Este adolescente de 17 años y con un problema congénito en la vista dice que ahora se siente seguro cuando le sorprende el atardecer mientras camina por la calle. El joven sufre amaurosis congénita de Leber (LCA), un mal de la retina que se caracteriza por presentar un déficit visual desde los primeros meses del nacimiento.

De ahí que el problema cause un deterioro progresivo de la visión y pueda llevar a la ceguera total. Todo ello ocurre cuando genes defectuosos, denominados RPE65, impiden trabajar correctamente a las capas celulares en la parte trasera del ojo. No obstante, lo que sería la progresión natural de la enfermedad se ha paralizado gracias a una terapia genética pionera dirigida James W. Bainbridge, del University College de Londres (Reino Unido).

El joven participó en un ensayo clínico que empezó el pasado mes febrero. El proyecto consistió en insertar una copia de los genes sanos en los ojos enfermos de Steven. De este modo, los científicos trataron de corregir un defecto genético que impedía a la retina detectar la luz correctamente. Tras el tratamiento, la visión del joven ha mejorado mucho. Hasta el punto de que ahora es capaz de sortear los obstáculos que se encuentra a su paso cuando antes de la operación se chocaba con ellos.

"Antes de la operación estaba nervioso y animado al mismo tiempo. Cuando me desperté después, sentía molestias en los ojos, como papel de lija, pero se me pasó en un día", ha relatado el joven. Luego hubo que pasar una semana para que empezara a notar la mejoría. "Ahora, cuando empieza a oscurecer o hay mala iluminación, veo mejor. Es un pequeño cambio pero para mí supone una gran diferencia". Así, asegura que ya puede salir con sus amigos por las noches.

Máxime cuando este adolescente de Bolton (norte de Inglaterra)ha declarado que quiere dedicarse a la música.

La terapia, en la que también colaboraron el Instituto de Oftalmología y el Hospital de Ojos Moorfields, fue sufragada con los 1,2 millones de euros que el Ministerio de Sanidad de Gran Bretaña puso sobre la mesa para poner en marcha el ensayo.

La trascendencia del proyecto ha sido valorada por Robin Ali, uno de los tres especialistas que participó en la intervención, quine ha declarado que "mostrar por primera vez que la terapia genética puede funcionar en los pacientes con enfermedades oculares es un hito muy significativo".

Es más, esta prueba, agregó, puede ayudar al desarrollo de la terapia genética para una gran variedad de desórdenes oculares. El equipo médico considera, además, que esta técnica es segura y ha informado de que la probará con otros pacientes.

Con cautela. No obstante, y aunque los expertos confían en que la terapia génica ayude a otras personas con dificultades similares, otros dos enfermos se sometieron sin éxito a la misma intervención. En estos casos, los expertos británicos creen que lo que se ha conseguido es que la visión de estas personas no se haya deteriorado. Aún así, reconocen que todavía no se pueden lanzar conclusiones defenitivas.

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