"Rehabilitar el Arqueológico cuesta unos 9 millones de euros, y ampliarlo con garantías de futuro aprovechando la plaza de su parte de atrás costaría entre 6 y 7 más". Lo dice el arquitecto Luis Tulla, que en 2008 realizó un exhaustivo proyecto que permitiría al museo "duplicar prácticamente su espacio expositivo y solventar sus muchas carencias".
De su proyecto nada saben en la Consejería de Cultura, y mucho menos en el Ministerio de Cultura. Sí lo conoce el jurado que el año pasado lo enjuició porque fue su proyecto de fin de carrera. Y para elaborarlo tuvo que empaparse no ya de la historia, sino de las virtudes y defectos de uno de los edificios estrella de la plaza de América, salido del genio de Aníbal González, quien lo construyó entre 1911 y 1919 como Pabellón de las Artes, sólo que en 1945 se decidió que, en vez de albergar murillos, debía dar morada a la 'Diana Cazadora' y demás piezas arqueológicas de excepción descubiertas en Sevilla y provincia.
Ahora que el Ministerio de Cultura ha anunciado la licitación del proyecto de obras para rehabilitar el Arqueológico, el proyecto de Tulla adquiere especial interés porque, aunque muy probablemente no sea el que se lleve a cabo, sus líneas maestras permiten hacerse una idea de lo que serán las obras que se inicien a partir de 2011 -si los plazos se cumplen- y, sobre todo, de las carencias actuales (añejas cabría decir) del museo, y lo que es mejor, de sus posibilidades.
Tulla sopesa si presentar su proyecto, siquiera sea en formato inicial, a la convocatoria abierta de Cultura para hacerse con el encargo, pero tanto si lo hace como si no, lo cierto es que apunta la fórmula de por dónde irá el Museo Arqueológico de Sevilla del siglo XXI.
Para empezar, parte de la "necesidad imperiosa de ampliar su superficie, y ello a pesar de que la Junta lo descargue de sus miles de cajas de restos que nadie consulta y que tienen atestados los bajos del edificio", afirma rotundo.
Su idea se basa en "una puesta en valor de la zona trasera del Arqueológico, una plazuela abandonada, residual y sin orden urbanístico". Tulla propone construir dos edificios perpendiculares que abrochen al museo pero sin tocarlo, separados por una plazuela.
Los edificios proyectados por Tulla -en acero neutro para no apocar al de Aníbal y repartidos en una y dos plantas, no más- permitirían liberar al museo de despachos, talleres, almacenes y demás dependencias que lo estrangulan hoy día.
Su propuesta concentra la colección permanente -"incluidas esas piezas que hoy no se exhiben porque no hay sitio, que de esta forma sí tendrían lugar"- junto a aquellos servicios más necesarios -caso de restauración y mantenimiento de las obras-, dejando uno de los edificios nuevos -el de dos plantas- para las exposiciones temporales, mientras que el otro acogería la biblioteca, los almacenes, los despachos y laboratorios y, cómo no, "la necesaria cafetería que todo museo de hoy debe tener", dice.
"El Arqueológico tiene actualmente útiles unos 6.000 metros cuadrados, de los que dos terceras partes son para exposición; con los dos edificios, más la potencial plazuela -que podría usarse para exponer al aire libre, como la azotea del pabellón de exposiciones temporales-, se ganarían 3.214 metros cuadrados útiles más, más 1.300 de la plazuela.
"Conclusión: que el Arqueológico puede y debe ser optimizado ganando la parte trasera porque ello le permitiría doblar su superficie expositiva, satisfacer sus muchas carencias y situarse a la altura que demanda el que es, por el valor de sus fondos, el segundo museo arqueológico más importante de España", sintetiza Tulla.
El Ministerio ha dado hasta el 7 de octubre a los arquitectos para presentar sus propuestas de obra.
"Si el Estado habla de unoa 15 millones es porque cuenta con que habrá ampliación"
Dado que aparte de arquitecto es aparejador y ha sido promotor, Luis Tulla sabe perfectamente lo que cuesta rehabilitar al completo el Museo Arqueológico. Y dice que si el Estado, como parece, "prevé invertir unos 15 millones en el proyecto, es porque se piensa en ampliar el museo, porque esa cantidad sería demasiado generosa para resolver tan sólo los problemas del edificio de Aníbal González". Es por esto por lo que, aunque no haya trascendido, en la mente de la Junta y del Estado parece estar claro que "los 6.000 metros cuadrados útiles que ofrece el museo no son suficientes para dotarle de los servicios que un museo del siglo XXI, y más de esa categoría, debe tener", explica.
Y sobre la ampliación, añade: "No se trata de destruir nada, sino de enriquecer. El Arqueológico hace décadas que renunció a su fachada trasera, cegando sus pórticos, cuando es igualmente vistosa que la delantera; mi propuesta le devuelve su sentido original, además de rescatar la entrada por las puertas principales de ambas fachadas, no por la lateral como ahora".
El escollo a la ampliación sería la negociación con el Ayuntamiento, que debería ceder esa plazuela trasera para la causa.
