Le pudo meter media docena al Athletic, aunque al final acabó sufriendo y pidiendo la hora después de que en los compases finales el árbitro expulsara a Mario y le pitara a Chica un más que dusoso penalti por manos involuntarias, aunque luego se comiera otras de Nacho.
Con el 1-3 (o el 1-4 o el 1-5 o el 1-6, que lo tuvieron en sus botas, en ocasiones clamorosas, Montero, Santa Cruz y Pereira al filo del minuto 60) el Betis hubiera dormido anoche líder en solitario, Ahora es colíder junto al Valencia, bendito problema, los únicos que han firmado un nueve de nueve en las tres primeras jornadas, con mayor mérito para los béticos, con dos de esas victorias lejos del Benito Villamarín.
Dicen que no hay peor cuña que la de la misma madera, y eso debieron pensar los aficionados bilbaínos cuando a los seis minutos veían cómo Beñat -despedido luego con una atronadora ovación cuando fue susitutuido- se la clavaba a Iraizoz con un libre directo que sorprendió al meta por su palo. El Betis había salido mandón, con las ideas muy claras, presionando arriba y arrinconando al Athletic en su parcela. "Un equipo protagónico", como lo había definido el Loco Bielsa.
Y vaya si fue protagónico: a los 12 minutos ya ganaba 0-2, tras un jugadón de Nacho en el que también intervino Jonathan Pereira, quien provocó la falta del primer gol. El pequeño delantero gallego completó ayer un partidazo en la Catedral e hizo que la importante baja de Rubén Castro pasara desapercibida.
En San Mamés, favorecido por el buen estado del césped y la amplitud del terreno de juego, que premió la mayor calidad técnica los béticos y castigó el sobreesfuerzo europeo de los locales (el jueves jugaron Europa League) el Betis se consagra como el auténtico equipo revelación del torneo, tan es así que tiene a los mismísimos FC Barcelona y Real Madrid mirándole la matrícula después de este arranque de Liga espectacular que ni el más optimista de sus seguidores hubiera soñado.
O sí, pues para nada es nuevo que el Betis haga cosas de éstas, pues en 1995, con Serra, ya firmó la mejor clasificación de la historia de un equipo recién ascendido (3o al final) y en 2001, con Juande, era líder en la 7a justo después de subir.
