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"Se han trasplantado hasta los matorrales en el Prado"

Enrique Figueroa, director de la Oficina de Sostenibilidad de la Universidad de Sevilla, defiende la actuación de la instituación en el parque

el 12 oct 2010 / 17:58 h.

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Cuando el dinero escasea, lo primero que se toca son aquellas materias consideradas marías (sinómino de prescindibles en este caso que nos ocupa). Es el caso, por ejemplo, del medio ambiente. Pero en la Universidad de Sevilla han decidido poner en marcha en este contexto la prometida Oficina de Sostenibilidad (dependiente del Vicerrectorado de Infraestructuras), al frente de la cual han situado a uno de los nombres propios más conocidos, y respetados, dentro del mundo del ecologismo. Manuel Enrique Figueroa Clemente (Huelva, 1952) ha asumido el reto de dar forma y, sobre todo, contenido a dicha oficina con una premisa: "No puedo cambiar el planeta, pero sí ayudar a cambiarlo".

Y la pregunta es obligada: ¿qué se puede hacer desde la Universidad en defensa del medio ambiente cuando los recursos económicos brillan por su ausencia? "No es un momento bueno para crear nada pero voy a hacer lo que pueda. Lo que tengo claro es que por imagen no se crea nada en esta Universidad", reconoce Figueroa, catedrático de Ecología con once premios de investigación y reconocimientos a la excelencia docente durante 10 años.

Y empieza a enumerar sus retos. El primero de ellos será redactar un plan estratégico en el que se "ponga en valor" lo que se ha hecho en materia de sostenibilidad en la Universidad. En lo ambiental, lo social y lo económico. El segundo de los objetivos es sacar a la luz con el Servicio de Publicaciones de la Universidad una colección de doce títulos sobre sostenibilidad. En materia de transporte (el tercero de los retos), Figueroa quiere fomentar en el campus el uso compartido del coche (una iniciativa en la que se han enfrascado varias administraciones sin mucho éxito, para ser fieles a la verdad). Además, la bicicleta tendrá un papel importante, con el préstamo de unas 200 bicicletas (para empezar) durante el curso a alumnos, profesores y administrativos, tal y como adelantó este periódico.

Donde la Universidad tiene que hacer más es en el ahorro de energía, sobre todo en los inmuebles más antiguos. "Este edificio [en alusión a la Facultad de Biología de Reina Mercedes, donde se realiza la entrevista] es insostenible, por ejemplo", se lamenta Figueroa. El director de la Oficina de Sostenibilidad tiene un discurso claro en relación a la necesidad o no de nuevos edificios. "No es sostenible tanta construcción a nivel global. No es necesario", subraya. Entonces, ¿es sostenible la biblioteca central de Zaha Hadid en el Prado? Sin rehuir la pregunta, Figueroa sentencia: "Cualquier edificio que genere conocimiento y que sea útil para la Universidad y la sociedad está más que justificado". Figueroa asesoró a la Hispalense sobre el impacto de la biblioteca en los jardines del Prado y su conclusión es la que sigue: "Es la primera vez que se trasplanta en una actuación así; se trasplantaron hasta los matorrales".

Figueroa defiende la actuación de su Universidad, de la que alaba que se "tomara la molestia" de trasplantar árboles y de reparar el impacto de la obra ["toda obra tiene un impacto", subraya] "duplicando el parque infantil". Y como en un parque no sólo hay árboles, el director de la oficina afirma sin tapujos que, en lo relacionado con la avifauna, "no se tocó nada que no fuera sustituible". "¿Se puede construir en un parque público? Depende. Yo, al menos, lo discutiría", sentencia categórico Figueroa, para el que lo importante es avanzar en el concepto de "espacios conviviales", espacios verdes pensados para que los ciudadanos se relacionen, interactúen.

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