Cultura

"Sé lo que Bellver está sufriendo, porque yo también lo he vivido"

El coleccionista, que posee la mejor muestra de cerámica de España, ingresa hoy en la Academia Santa Isabel de Hungría.

el 04 oct 2011 / 21:53 h.

Vicente Carranza Escudero (Daimiel, Ciudad Real, 1928) ingresará hoy como académico correspondiente en Madrid de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, un nombramiento que se suma a otros, como la Medalla de Oro de la Ciudad de Sevilla, con los que las instituciones le están agradeciendo su ingente generosidad, tras la donación a la capital hispalense de parte de su valiosa colección de cerámica, que puede verse actualmente en el Alcázar y, a partir del año próximo, dará contenido al futuro Museo de la Cerámica de Triana.

-¿Qué significa para usted este nombramiento?

-Lo afronto con alegría y preocupación. Yo ya pertenezco a la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo y sé lo que representan estas instituciones. Para mí este reconocimiento es importante, porque he luchado mucho por esta colección y los reconocimientos que vienen ahora son de agradecer.

-Su discurso de mañana se titula El coleccionismo. Una pasíon compartida...
-Es compartida porque la meta de todo coleccionista es compartir su obra. Las colecciones no deben permanecer en una familia, deben darse a conocer al pueblo. La prueba es la cesión a Sevilla de mis cerámicas. La colección del Alcázar es mi tercer museo, y me queda el cuarto, en Triana. Mañana -por hoy- iré a ver las obras. Está muy adelantado. Siempre he pensado que es ingrato dejar que sólo una familia disfrute de una colección, porque son patrimonio del Estado.

-¿Cómo va el museo? ¿Se verá afectado por la crisis?
-Creo que mañana -por hoy- el alcalde irá al acto de la academia, así que me informaré. Iré a ver los trabajos por curiosidad. Creo que la obra civil acababa a final de este año, pero la museografía será otra cosa. Espero que el año próximo esté todo listo. Tampoco estoy preparado para durar mucho más. Pero confío en que el año que viene lo veremos. Estoy encantado de que la colección se quede en Triana.

-¿Coleccionar se ha convertido en un lujo al alcance de pocos?
-Totalmente. Hace 55 años se podía comprar siendo una persona normal. Hoy es difícil si no eres millonario. Por ejemplo, mi colección de azulejería sería imposible, no sé cuantificar cuánto haría falta. Ahora cuando aparece un plato en una subasta, los precios se disparan. En mi época, un plato de Triana se pagaba a 30 o 40.000 pesetas. Ahora llegan a más de 200.000 pesetas.

-¿Afecta la crisis al coleccionismo de cerámica?
-Mucho, porque están saliendo piezas interesantes y el auténtico coleccionista no puede pujar por ellas. La gente está acobardada. Además, los precios van a la baja.

-Volviendo al acto de ingreso, imagino que tendrá en su intervención un recuerdo especial para su familia.

-Claro, para mi hijo Miguel Ángel, que me ayudó a coleccionar y era un enamorado de la cerámica de Triana. Falleció prematuramente, al poco de presentarse la colección en San Clemente, en 1995. Mi familia vendrá al acto: mi hija y mis nietos.

-¿El coleccionismo tiene algo que ver con la vitalidad y la lucidez que derrocha con 83 años?
-La verdad es que no soy ningún chaval, pero soy una persona vital, aunque cada vez me canso más. Pero todavía me queda cuerda para rato. Lo importante es estar mañana -hoy-.

-Actualmente se habla mucho en la ciudad de la donación de otra colección de arte, la de Mariano Bellver, que también se esté encontrando muchas dificultades para ceder sus cuadros a Sevilla. ¿Qué le parece?
-No son casos iguales. No quiero entrar demasiado en ese tema. Creo que está mal negociado. Me parece que Bellver merece un gran respeto. La ilusión de ese hombre es la misma que la mía, dejar su colección a Sevilla para que la disfrute el pueblo. No sé las condiciones que Bellver está poniendo. Las mías fueron sencillas, pero muy discutidas: donar por 20 años mi colección sin pedir ni un solo céntimo. No he percibido nada ni lo voy a pedir. Del caso de Bellver, ignoro cómo van sus negociaciones y si es un problema económico, pero creo que estará sufriendo bastante, porque yo lo he vivido. No es joven y su ilusión será ver su colección expuesta. Es digno de admiración.

-Él también dijo que renunciaba a una contraprestación económica, pero quiere que su colección se mantenga unida y en un sitio digno.
-Claro. Los que somos coleccionistas no podemos hacer especulación con nuestras obras. Yo sé que si vendiera la décima parte de mi colección dejaría mi vida resuelta. Pero yo con mi pensión vivo tranquilamente.

-¿Cómo ve la conservación de la cerámica viva de Sevilla?
-Bueno, hace muchos años era de pena ver la Plaza de España. Ahora parece ser que están más concienciados. La verdad, es increíble que Sevilla, que es la cuna de la cerámica, la haya tenido tan abandonada. Prueba de ello es que el de Triana es el primer museo dedicado a este arte. Yo estoy contento con la labor que se ha hecho estos años. He luchado por Sevilla durante 14 años y me han dado muchas bofetadas. Pero abriendo camino se pueden conseguir las cosas con honradez y siendo serios.

-¿Cree que la nueva arquitectura de la ciudad volverá a mirar alguna vez a la cerámica?
-El problema en España es que los artesanos van cada vez peor. Las fábricas de cerámica están cerrando. En Sevilla es un crimen. La tradición del XV y el XVI se está olvidado. Espero que a algún arquitecto le dé por incorporar esta tradición, para que no desaparezca. Pero me temo que eso ya no lo veré. Nosotros hemos recuperado la historia de sevilla, desde el siglo XV en adelante. He cumplido mi misión y estoy tranquilo.

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