Cultura

«Sé muy bien a qué sabe el fracaso»

Dice Antonio Gala que en la portada de su último libro, 'Los papeles de agua' (Planeta) no debería aparecer su nombre, sino el de la protagonista, Deyanira Alarcón, según él la verdadera autora de esta historia ambientada en Venecia. Foto: Javier Díaz.

el 15 sep 2009 / 15:39 h.

Dice Antonio Gala que en la portada de su último libro, 'Los papeles de agua' (Planeta) no debería aparecer su nombre, sino el de la protagonista, Deyanira Alarcón, según él la verdadera autora de esta historia ambientada en Venecia.

Escrita antes y después del parto súbito que supuso El pedestal de las estatuas, su anterior obra, Los papeles de agua es, en palabras del escritor cordobés, "la novela más rara que yo he escrito", pero también "un libro verdadero, sincero, no autobiográfico de ninguna manera, pero que me imagino muy bien", explicó ayer a los medios reunidos en Sevilla.

La trama explica la peripecia de una escritora de éxito, de 40 años, guapa y en crisis, con una vida que le ha fallado. Por ello, se embarca en un crucero para luego quedarse contra su voluntad en Venecia, una ciudad que irá cambiando poco a poco ante sus ojos a la vez que la idea que ella tiene de sí misma. "Es una puta vieja y trincona, que se cree guapísima y merecedora de todo agasajo.

Pero Venecia es Venecia", admite el novelista, que vuelve a repetir la fórmula de la protagonista femenina identificada con una ciudad de probado magnetismo, como sucedió con Sevilla en Más allá del jardín y con Estambul en La pasión turca.

Del personaje de Deyanira, sin embargo, dice haber estado enamorado y "lleno de ella", afirmó. "Esta mujer es un mihura, con una fuerza que para mí la quisiera yo", aseveró el escritor, que de paso canaliza a través de esta mujer de ficción muchas de sus opiniones sobre el mundo literario, la Iglesia o la sexualidad.

Lo único que parece alejar a la figura de Gala con la peripecia de su personaje es el hecho de que ella "quiere escribir una novela seria, titulada Los comensales, y es un fracaso que irá seguido de otros fracasos".

Cuando los periodistas le preguntaron al autor -que vive instalado desde hace décadas en lo más alto de las listas de ventas- cómo puede escribir sobre algo que no conoce, lanzó un suspiro y templó la voz: "Yo sé muy bien a qué sabe el fracaso, o el frascaso, como dicen aquí. Y si no, me lo imagino".

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