El día que quiera verle dos lagrimones de emoción a un paisano de más de cuarenta años, susúrrele al oído dulcemente estas dos palabras: Álbum Maga. Eran los cromos de su infancia; esas colecciones que nunca terminaba, como la del famoso Vida y Color, y que ahora están relucientes y completas, con sus viejos aromas a goma Pelikán y a tinta de colores, en los anaqueles del quiosco de la malagueña Librería Códice. Es uno de los expositores más bellos de toda esta Feria del Libro Antiguo y de Ocasión que, el próximo martes, día de la Inmaculada, desaparecerá un año más de la Plaza Nueva, desvaneciéndose con ella la sugestión hipnótica de una niñez recuperada. Tiene hasta ese día para disfrutarla.
Varios de los cartelitos con que los libreros intentan atraer el interés de los coleccionistas contienen faltas de ortografía, como en un acto de humildad de los profesionales del ramo ante tan sublimes volúmenes. Sería inútil hacer una recomendación de libros, porque están todos los que usted pueda recordar haber visto cuando no medía un metro de altura, amén de otros de gran valor que algunos comerciantes lucen más como blasón que como mercancía. Otros expositores parecen tristes; asomarse a ellos tiene algo de despiadado, como mirar por un ventanal al interior de un hospicio dickensiano. Están llenos de libros huérfanos que se hicieron demasiado mayores y que ya nadie comprará.
Viejos planisferios de un mundo que hace tiempo que no existe, postales de época, la prehistoria de las revistas del corazón... Son algunos de esos tesoros asequibles. En el citado stand puede comprar el Vida y Color (60 euros). En el de la Librería Recuerdos, que viene de Madrid, encontrará carteles de cine (9 euros) y un antiquísimo ejemplar de la revista Lecturas (3 euros). Y ya que está allí, no se marche sin una plancha de recortables de soldados (desde 3 euros) o de aquellos cromos de animalitos y muñecas que las niñas de antes revoleaban en sus dulces juegos de patio de colegio.
"¡Cristina, ven!", la reclaman sus padres, dos jovencitos, porque se hace de noche. Ella, con su melena cortita y su abriguito gris hasta los pies, no para de hojear con la esmerada calma de un anciano la pila de tebeos antiguos de esa caseta, unos que presuntamente no gustarían a ningún niño de hoy. Pero a Cristina no la saca de allí ni Schwarzenegger con los perros. Cerca, en el valenciano Asilo del Libro, un cartelón con el abecedario de Calleja (5 euros) ilumina las repisas rebosantes de maravillas. No piense que ya ha cumplido con las paredes de su casa, porque en Librería Raimundo tienen unos espectaculares carteles de compañías navieras (entre 6 y 8 euros).
Todavía no ha comprado un solo libro y ya lleva gastados alrededor de cien euros. Si su lema es Para lo que me queda me lo salto, no olvide nada de lo siguiente: las partituras antiguas y las revistas francesas de moda del siglo XIX de Librería al Tossal; el volumen Biblioteca de Utilidad Práctica: Tratado de la Fabricación de la Cerveza, en la leonesa Librería El Camino de Santiago; y absolutamente todos los tebeos de Librería Don Cecilio, de Triana. Y si además de todo eso se compra algún libro, fíjese usted qué visita más completa.
De utilidad:
Todo ello y mucho más en la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión, instalada en la Plaza Nueva. De lunes a viernes, de 10 a 14 y de 17 a 21 horas. Sábados, domingos y festivos, de 11 a 14.30 y de 17 a 21 horas. Hasta el 8 de diciembre.
