Busendish (iz) y Rotich, favoritos a la victoria. Foto: JJ Úbeda
La suerte está echada. Alea iacta est. Frase atribuida a Julio César en la antigua Roma, aseguran que la pronunció en griego y no en latín en el momento de atravesar el Río Rubicón, camino del destino que le había asignado el Senado. Para los 9.000 corredores que se colocan esta mañana (9.00) en la salida de la Avenida Carlos III la suerte también está echada, aunque, un día después del 75 aniversario de la muerte de Antonio Machado, resulta tan válido como estimulante para un maratoniano aquello de Caminante no hay camino, se hace camino al andar. Será un tránsito largo, satisfactorio y duro, seguramente un poco de todo aquello que pudo sentir el griego Filípides en su esfuerzo por trasladar una buena nueva, y que dio origen a esta prueba que pone al límite la capacidad física y mental de los corredores, que de salida proporcionan el primer récord a esta maratón más internacional que nunca. Sólo había que pasar un rato ayer por la Feria del Corredor en Fibes. Había dificultad entre el bullicio para encontrar un acento de por aquí, muchos extranjeros y muchos españoles de casi todas partes, acompañados por sus respectivas familias. De eso va este negocio.
En Fibes, la Feria del Corredor, donde también se desarrolló la tradicional comida de la pasta, es otra cosa. Se dan las condiciones y cubre las expectativas de una clientela que, no olvidemos, es tan o más experta que el propio organizador, por cuanto el que más y el que menos ha corrido unas cuantas maratones en varias ciudades del mundo, y suele repetir allí donde mejor le tratan. Sevilla tiene una gran ventaja. El corredor, sobre todo, viene a correr, a disfrutar de su gran pasión, y en la capital hispalense puede hacerlo en uno de los circuitos más amables del mundo, por ser absolutamente plano. Además, la climatología va a ayudar a que los 9.000 corredores cubran esa otra expectativa cuando uno viene a Sevilla. Buen tiempo (algo fresquito a la hora de la salida, sobre 8 grados) y poco viento. La meta se cerrará seis horas después de la salida, es decir, la organización esperará a los corredores hasta las 15.00 horas.
Y aunque en un maratón popular, por su propia condición, lo más importante es el atleta popular, cuyo volumen de participación es el que incide en un negocio que apunta en esta edición a un millón de euros de impacto, las carreras también compiten en el mercado por las marcas. Y en este sentido, el eritreo Yonas Kifle, como el keniata Solomon Busendish, ganador en 2013, o su compatriota Belor Yator, tratarán de aportar una nueva mejor marca para el maratón hispalense, que posee desde 2011 el etíope Daniel Abera (2h.09.53). Entre los españoles, el olímpico José Carlos Hernández peleará por estar entre los mejores, como Elena Espeso, que también estuvo en los Juegos de Londres. La presencia de la keniata Pamela Rotich ha despertado expectación. Debuta y en media maratón tiene 1h.10.
