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Seis meses para escapar de la crisis

La Unión intentará en los 18 meses del trío de presidencias ganar peso en la escena mundial, atajar la crisis y coordinar su acción contra el crimen y por el medio ambiente.

el 01 ene 2010 / 19:59 h.

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Los monumentos españoles se 'vistieron' de azul para inaugurar la Presidencia.

José Luis Rodríguez Zapatero, flamante presidente europeo de turno, recibió ayer una Unión Europea (UE) nueva. Es la cuarta presidencia española de la Unión, pero es la primera en la que el semestre viene tan cargado de estrenos. Desde ayer, el principal cambio institucional será la aplicación del Tratado de Lisboa, que implica entre otras cosas el sistema rotatorio de trío de presidencias, un equipo de trabajo que funcionará conjuntamente durante 18 meses.

Así, después de España ejercerán el liderazgo ejecutivo de la Unión Bélgica y Hungría. Las tres presidencias estarán coordinadas, de forma que la transición de una a otra se hará sin trauma y cada una continuará con los proyectos iniciados en la etapa anterior. Para lograrlo, los tres países se reunirán una vez al mes. El Tratado de Lisboa, en definitiva, sustituye a la fracasada Constitución y tratará de modelar una Europa más flexible, más eficaz y unida.

Con esta organización, el principal reto que afronta la UE este semestre es la recuperación económica. El propio Zapatero, cuando en octubre recibió a los embajadores españoles en los países comunitarios para preparar la presidencia, asumió que se trata de un momento trascendental porque estamos asistiendo "a la salida de la crisis económica más grave de los últimos 60 años". Según el Marco Estratégico de la presidencia en equipo, redactado por España, Bélgica y Hungría, uno de los principales objetivos será fomentar un crecimiento económico sostenible, basado en una economía baja en carbono, y luchar por el empleo.

Pero, siendo la economía la mayor preocupación de los 27 hoy día, no es la única. El cambio climático, la inmigración, la coordinación contra el crimen organizado y el terrorismo internacional y la política exterior serán los retos del semestre, junto con la reforma institucional pendiente y la lucha contra la pobreza. Asimismo, la I+D+i y la educación serán centrales en la nueva estrategia, con el objetivo de crear un Espacio Europeo de Investigación.

Se promoverá, junto a todo ello, la transversalidad del enfoque de género en todos los trabajos de la UE y las tres presidencias consecutivas tienen en cartera el diseño de una nueva Agenda Social Europea.
El Marco Estratégico prevé también prestar atención a la Política Europea de Vecindad, con metas como acercarse al Mediterráneo y al Este. Así, el trío trabajará los próximos 18 meses para la implantación de la Unión por el mediterráneo y del Partenariado Oriental.

Éstos son, desglosados, los retos de España en la UE:

El caos económico. Salir de la crisis económica es el reto más importante –y el más complicado de cumplir– de los que afronta España este semestre en la UE. Para lograrlo, los tres países que ejercen la Presidencia desde ayer hasta mediados de 2011 creen que la coordinación será crucial. El fin es sentar las bases de un nuevo modelo de crecimiento económico y dar estabilidad a los mercados financieros y, para ello, hay que acompasar las medidas contra el déficit público.

Zapatero, presidente de turno, aboga por fortalecer la política monetaria común, el euro y la política económica con instrumentos previstos en el Tratado de Lisboa. Además, la Presidencia pretende situar la educación en el corazón de la economía. España tratará de promover a nivel comunitario la formación profesional, como vía para aumentar las posibilidades de empleo. El hecho de que la dirección del proceso de reformas le corresponda a un país con el doble de desempleo que la media europea, lejos de ser una paradoja puede convertirse en una baza de éxito.

Por otro lado, según explicó el pasado día 18 de diciembre el ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, la nueva Presidencia aboga por introducir algún tipo de mecanismo vinculante que obligue a los estados miembros a cumplir los objetivos de la futura estrategia común hasta el año 2020. “Queremos una estrategia que dé resultados y esto implica algún tipo de mecanismo para que haya consecuencias para los estados miembros que no cumplan los objetivos”, defendió Moratinos.

Política exterior. “Con vistas a promover un sistema auténticamente multilateral, el trío [de presidencias] hará esfuerzos para mejorar la coherencia, efectividad y visibilidad de la acción exterior de la UE”. Así lo establece el Marco Estratégico redactado por España, Bélgica y Hungría que regirá el Gobierno de turno de la Unión durante un año y medio. La mayor parte del trabajo se articulará a través de cumbres de jefes de Estado y de Gobierno entre la UE y sus socios importantes.

Durante la Presidencia española, por ejemplo, destacarán las cumbres de la Unión por el Mediterráneo y la reunión UE-EEUU. Concretamente, en los próximos seis meses la UE acercará posiciones con Latinoamérica, el Mediterráneo y EEUU y renovará su acuerdo estratégico con Rusia. Será importante desarrollar una posición común sobre Cuba. Para fortalecer su presencia exterior, el Tratado de Lisboa establece dos nuevos cargos: el de Alta Representante de Política Exterior y la Presidencia permanente, que ocuparán respectivamente Catherine Ashton y Herman Van Rompuy.

Clima. El Marco Estratégico diseñado por España, Bélgica y Hungría para los próximos 18 meses prevé tomar el relevo en la lucha contra el cambio climático “sobre la base de los resultados de la Conferencia de Copenhague”, llamada en principio a sustituir al Protocolo de Kioto sobre emisiones contaminantes, que expira en 2012. El problema es que el texto preliminar –no hubo acuerdo firme– terminó siendo algo vago y no muy ambicioso.

En principio, la UE se comprometió en su día a que sus emisiones de gases de efecto invernadero en 2020 sean un 20% más bajas que las de 1990, o un 30% más bajas si se llegaba a un acuerdo internacional satisfactorio en la famosa cumbre del clima. En Copenhague se habló de una reducción del 50% de las emisiones para 2050 con respecto a los niveles de 1990. La estrategia está siendo la compra-venta de derechos de emisión, sobre todo desde la incorporación de los países del Este. España, por ejemplo, se permite contaminar más gracias a los derechos comprados a Polonia.

Terrorismo. El periodo de Presidencia española de la UE verá cómo Bruselas y Washington incrementan su cooperación en cuestiones de seguridad. Y el botón de muestra será la negociación de un nuevo acuerdo para el intercambio de datos sobre transferencias financieras internacionales con usos antiterroristas.

El Gobierno español defiende una “respuesta multidisciplinar” en la que estén involucrados todos los socios de la UE, las agencias europeas de seguridad –Europol y Eurojust– y terceros países. Las tres presidencias del trío consideran clave extender esta colaboración a la lucha contra el crimen organizado respetando las libertades fundamentales y la privacidad de los ciudadanos.

El objetivo común es avanzar hacia la armonización de las legislaciones de los estados miembros y el mutuo reconocimiento de las decisiones judiciales. Además se propone la creación de un registro de delincuentes. El ataque terrorista fallido del pasado día 25 de diciembre en un avión a Detroit ha vuelto a poner a la UE en jaque por el riesgo de nuevos atentados.

Inmigración. España, Bélgica y Hungría se inclinan por compartir prácticas de integración de los inmigrantes y por unificar los criterios de contratación laboral y de repatriación para quienes entren ilegalmente, siempre en sintonía con sus países de origen. Aquí entra inevitablemente en juego la importancia de la educación. El ministro español Ángel Gabilondo es partidario de aplicar medidas “específicas” para mejorar la enseñanza del español a los escolares de origen extranjero. Durante la Presidencia española tendrá lugar el primer debate de evaluación del Pacto Europeo de Inmigración y Asilo. Según dijo el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, el pasado noviembre, “será una de las tareas más importantes que deba afrontar nuestro país”.

Paralelamente a estos encuentros, se trabajará en la puesta en marcha del Programa de Estocolmo (el plan de acción de la UE en Justicia e Interior). También en materia de Inmigración, se dedicará especial atención al tema de los menores inmigrantes no acompañados, una cuestión especialmente delicada.

Tratado de Lisboa. El objetivo del Tratado de Lisboa, sustituto de la fracasada Constitución comunitaria, es el de potenciar una UE más efectiva y relevante para los ciudadanos europeos. La creación de las figuras del presidente del Consejo Europeo y del Alto Representante de Política Exterior, junto con la creación de un Servicio Exterior, permitirá lograr el fin deseado por los 27 de ganar peso en el mundo frente –o junto– a EEUU.

Según el presidente español, este fortalecimiento de Europa es también la mejor vía para potenciar la presencia de España en el mundo. Entre otros cambios institucionales, el Tratado facilita el proceso de toma de decisiones. Se generaliza el uso de la mayoría cualificada, lo que reduce la capacidad de veto de los estados y otorga más poder al Parlamento Europeo, que se elegirá por sufragio universal cada cinco años. El voto, además, será más democrático: A partir de 2014, entrará en vigor el sistema de doble mayoría. Así, para que se apruebe una medida tiene que contar con el voto a favor del 55% de los estados y el 65% de la población.

Pobreza. El año 2010 será el Año Europeo de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social. Por eso –y porque la UE lo considera siempre un deber– España deberá trabajar contra esta lacra. El propio Zapatero ha dicho en las reuniones preparatorias de la Presidencia que “tenemos que dar respuesta a los grandes desequilibrios sociales que arrastramos”. Entre ellos está, asegura el presidente de turno, “el de convivir con mil millones de personas que pasan hambre en el mundo”.

En este sentido, es prioritario para la UE en los próximos seis meses cumplir con los Objetivos de Desarrollo del Milenio, en especial en lo relativo a África, que sigue siendo la gran herida moral del mundo. 2015 es la fecha límite para alcanzar los citados objetivos, establecidos por la ONU. Su consecución se está retrasando en el tiempo debido a la crisis económica y alimentaria mundial. El fin de Naciones Unidas es reducir todas las modalidades de pobreza extrema a la mitad. Actualmente de 55 a 90 millones de personas más de lo previsto siguen viviendo en la pobreza.

 

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