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Seis vidas apagadas por las llamas

José Béjar, de 94 años, había estado cuatro décadas trabajando en El Correo de Andalucía.

el 09 feb 2010 / 21:23 h.

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José Béjar Ruiz, de 94 años; Filomena Zapata, de 97 años, la mayor de todas las víctimas; Francisca Ruiz, 91 años; Lucía Miranda, 65 años; Cayetano Aleta, de 76 años, y Josefa Gómez, de 76. Son las víctimas del incendio de la noche del lunes en el geriátrico Aurora, en Nervión. José Béjar Ruiz, además, trabajó en El Correo de Andalucía durante más de cuatro décadas. Era el decano de cuantos han pasado por la redacción del rotativo decano de la prensa sevillana.

"José era linotipista", relataba ayer su compañero en los talleres José Tubío, quien recordó que cuando empezó a trabajar en el periódico en 1949, "Béjar, como lo conocíamos, ya llevaba mucho tiempo allí. Era una institución y enseñó el trabajo de taller y de linotipista a muchos, como a mí".

Béjar entró a trabajar en El Correo en los años 30, cuando el periódico tenía la sede en la calle Albareda. Muchos años después vivió el traslado a Carretera Amarilla.

"Allí estaba cuando se jubiló hace unos 30 años", rememoraba ayer Tubío, quien añadió que José Béjar tenía dos hijas y varios nietos. "Fue un maestro en las linotipias", apostilló.

José Béjar llevaba entre dos y tres años en la residencia. A pesar de su edad, se mostraba bastante ágil y lúcido sin presentar ningún tipo de minusvalía que le limitara su movimiento.

En el momento en que le sorprendió el fuego, José estaba en su habitación junto con otros dos internos. Su yerno, Manuel Urbano, recordaba que "estaba muy contento" en el geriátrico. "A las 4 de la mañana nos avisó una empleada para informarnos de su muerte", señaló.

La mayor de las víctimas es Filomena Zapata. Con 97 años era una mujer muy querida por todos sus hijos y por sus nietos. Antonia Zapata, una de sus hijas, recordaba cómo era la relación con la abuela. "Mis seis hijos siempre se han criado con la abuela, comían y dormían con ella, y por eso la querían mucho", contaba emocionada.

A sus 72 años, la hija de Filomena explicaba que recibió la noticia de madrugada. "Mi hijo llegó a casa llamando a la puerta y decía: ¡Mamá abre! Todavía no acabo de creérmelo". Algo más tranquilo, uno de los nietos de Filomena relataba que "estaba impedida y no podía moverse". Sus familiares resaltaron el trabajo de los responsables de la residencia.

Los que conocían a Francisca Ruiz recuerdan de ella que era una persona de carácter abierto, divertida y que siempre tenía una sonrisa en la boca que dedicar a los demás.

A punto de cumplir los 92 años, Francisca estaba "muy bien atendida y muy limpia" en la residencia, señaló José Álvarez, sobrino de la fallecida. José fue avisado sobre las 3.30 de la mañana por una empleada de la residencia del fallecimiento de su tía de la que era el máximo responsable desde que enviudó.

Lucía Miranda era la más joven de todos los fallecidos. A sus 65 años, Lucía llevaba varios años en la residencia debido a su invalidez que le limitaba casi totalmente cualquier tipo de movimiento. Lucía era prima de Aurora, la dueña de la residencia.

Cayetano Aleta es el segundo de los fallecidos varones. Al parecer, el fallecido tenía una pequeña enfermedad mental.
Este periódico intentó recabar información de Josefa Gómez, pero sin éxito.

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