El convento de Santa Inés muestra desde hoy las últimas creaciones del pintor onubense Juan Manuel Seisdedos, en una exposición en la que el artista hace gala de su posicionamiento contemporáneo a través de trazos y curvas aparentemente aleatorios pero inspirados en el ritmo, la música y el pensamiento.
Una vieja fábrica de harinas de Trigueros (Huelva) ejerce de fortaleza infranqueable, de estudio de creación y de páramo impertubable en el que Juan Manuel Seisdedos se mantiene alejado y ausente del griterío de lo contemporáneo. Este edificio restaurado en el que vive y trabaja ha supuesto para Seisdedos una atalaya desde donde contemplar el universo artístico para ir incorporando y desechando influencias. Esta singularidad es la que el autor exporta a la exposición Vibraciones, en la que muestra su producción más reciente, una obra cercana al informalismo que supone un giro respecto a sus trabajos anteriores.
"En realidad, esta obra es fruto de una evolución lenta, lo que pasa es que no expongo en exceso y puede parecer un cambio brusco", explicó ayer en la presentación pública de esta exposición el autor, que relató cómo en sus inicios "pasé de hacer cositas impresionistas a inscribirme durante años en el Pop. Más tarde, indagué en el expresionismo, introduciendo unas figuras que se han ido diluyendo hasta llegar al informalismo en el que me encuentro ahora. Total, 40 años de trabajo", resumió.
El delegado provincial de la Consejería de Cultura de Sevilla, Bernardo Bueno, y el director del Centro Cultural de Cajasol, Antonio Cáceres, presentaron ayer esta muestra en Santa Inés, que está compuesta de tres áreas diferenciadas: Formas, Figuras y Sobre papel, hasta formar el todo que ha denominado Vibraciones.
Según Juan Manuel Seisdedos "la luz; los sonidos, son vibraciones. Por lo tanto los colores y la música también. De ambos está impregnada esta exposición. De colores y de referencias musicales, que nos llegan desde un ancestral punto de partida. Ritmo, composición, matices y tantas cosas, tan largamente aprendidas, que casi llegan a funcionar como intuiciones, se mezclan y colisionan sobre estos cuadros contra un planteamiento inicial de gestos aleatorios, un tanto azarosos; emotivos y primarios. Quizás una parodia de nuestra estructura humana."
El pintor, que es la primera vez que expone de forma individual en Sevilla, parte, en estas últimas obras, de unas formas y manchas previamente provocadas por él mismo y que son el inicio de una relación o diálogo con el lienzo. Este planteamiento lo utilizan otros muchos artistas, pero el resultado es siempre diferente por diferentes razones. Las manchas y formas iniciales, aunque aparentemente caprichosas, tienen mucho que ver con el carácter de quién las produce. Y las sugerencias que provocan en el artista, al igual que en el conocido test de manchas simétricas que utilizan los psiquiatras, dependen del mundo interior de cada uno; de los conceptos creativos que se manejen y de las técnicas que se apliquen.
En el caso de Seisdedos podemos observar como "el artista intenta introducir orden en un caos emocional sin que desaparezcan los valores que aportan los sentidos y las intuiciones". Para ello introduce en el juego elementos de su "cultura" plástica que hunden sus raíces en la composición, la síntesis, el equilibrio y la entonación.
