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Semana en tres actos

Ya escampa en la España australopiteca. La derecha política y mediática ya ha derramado el arsenal de insultos que les rebosaba las sentinas. ¡Qué barbaridad! ¡Las cosas que han dicho y escrito de las nuevas ministras!

el 15 sep 2009 / 03:27 h.

Ya escampa en la España australopiteca. La derecha política y mediática ya ha derramado el arsenal de insultos que les rebosaba las sentinas. ¡Qué barbaridad! ¡Las cosas que han dicho y escrito de las nuevas ministras! En fin, ya está todo en su sitio: la derecha autorretratándose, la izquierda abriendo caminos de progreso; Chaves en el gobierno y Javier Arenas en la oposición

Los tres acontecimientos de la semana han ido superponiéndose: el machaque a las ministras, la investidura de Chaves y el nombramiento del Gobierno andaluz. Lo primero ha sido el despelleje de Carme Chacón ("la del bombo", la llaman) y Bibiana Aido ("la flamenquita", la motejan demostrando a la vez la misma falta de respeto a la ministra, a la mujer y al cante jondo). A Bibiana Aido no le va a servir ni su máster en dirección de empresas: la flamenquita. ¡Ea, acabaron con el cuadro los agradores de la derecha! Cuando cualquier persona en sus cabales podría tener alguna duda sobre la conveniencia de algún nombramiento y, antes de expresarla, se tropieza con la opinión afilada e insultante de la carcundia, decide guardárselas y aplaudir a Zapatero, porque tiene la rara virtud de enfrentarnos a la realidad (la derecha por desbravar y europeizar) y de demostrar que, en efecto, los nombramientos más arriesgados terminan por ser necesarios. Para que aprendan, claro. Para que terminen de socializarse.

En fin, ha ido amainando en Madrid, aunque a las ministras los graciosos profesionales faltones les harán pasar las del Beri, y se ha ido templando la semana en Andalucía con el regreso a la normalidad. Chaves fue investido presidente, por sexta vez, y Arenas volvió a los bancos de la oposición, o sea, a donde solía. Y lo cierto es que la única novedad ha venido de la mano del presidente andaluz, que fue más lejos que nunca haciendo un discurso comprometido, con proyectos, plazos y fechas en sede parlamentaria. El PSOE es hoy el único partido que demuestra tener un proyecto para Andalucía. Que sabe lo que quiere hacer y que lo está haciendo, aunque los aventadores profesionales de catástrofes lleven años anunciando el fin del mundo en Andalucía. Pero ni se le ve ni se le espera, como tampoco se vislumbra en el horizonte la certeza de Arenas de que dentro de cuatro años le toca a él, como si la política fuera una partida de Monopoly en la que se cambian las fichas alegremente en vez de un proceso que tiene su legitimidad en el apoyo mayoritario de los votantes.

A Chaves se le vio con más ímpetu que nunca. Apretando para los adentros con sus compromisos electorales y consciente de que Andalucía se juega sus próximos cuatro años en el campo de la Economía. Arenas en cambio no presentó novedad alguna e hizo lo que mejor sabe, huir con maestría de la realidad de su nueva derrota para negarle a Chaves la credibilidad que le dan las urnas, un concepto -el del voto- que por lo visto le molesta mucho a la derecha que utilice el PSOE. Qué extraño. Resulta que es incorrecto que el ganador por sexta vez frente al perdedor por tercera aluda al apoyo popular reiterado frente al fracaso contumaz. Lo lógico hubiera sido que Chaves pidiera perdón por ganar y que, con toda humildad, hubiera admitido los ribetes "históricos" que adornan la nueva derrota de Arenas. Porque Arenas volverá a ser más Arenas que nunca: no esperen un milagro imposible. No estamos ante un político más responsable, soleado de gobiernos, el hombre que con los años ha ido acumulando la experiencia que antepone el interés general a los suyos. Ojalá nos equivoquemos y no veamos a un jefe de la oposición marrullero, desestabilizador y ajeno a cualquier pacto de interés general, a un político que está en la oposición de la Cámara andaluza porque ya no tiene otro destino político al que agarrarse, o sea otro sitio a donde ir, pero el líder de la derecha andaluza llega muy hipotecado, tiene que pagar deudas y sus acreedores se la van a cobrar. Tiempo. De momento el PP de Madrid le ha dicho que lleva 30 años perdiendo en Andalucía y Álvarez- Cascos le ha recomendado que aprenda de Teófila y Celia Villalobos.

Y el tercer acto: el nuevo Gobierno andaluz. Quien mejor ha explicado el ADN del nuevo ejecutivo fue la periodista Isabel Morillo, ayer en El Correo: "políticamente correcto, ortodoxo con las reglas internas y su composición minimiza las ofensas". O sea, que Chaves si hace experimentos será con gaseosa. Es un nuevo Gobierno con dos vicepresidentes veteranos y sólidos, Zarrías y Griñán, y de cuya prevalencia no puede inferirse lectura alguna en clave sucesoria, si es que la previsible sucesión termina produciéndose porque cada vez parece más en serio el reto de Chaves a Arenas de verse las caras en 2012.

Pero ésa era la pregunta que todos nos habíamos formulado: si el nuevo Gobierno de la Junta se haría en clave de sucesión, si dentro estaría el posible relevo de Chaves. ¿Tenemos elementos para resolver la incógnita? Sí y no. Entre sus integrantes hay personas con perfil sobrado para aspirar a ello, claro está. ¿Y no hay nombres posibles en los ayuntamientos, en otras instituciones, en las provincias, en el Gobierno de Madrid? El quinielismo político es una práctica arriesgada, pero rellenar casillas a cuatro años vista es sencillamente el suicidio de los arúspices. Pero quizás existan otros elementos interpretables en el nuevo Gobierno andaluz. Vistos los sólidos anclajes orgánicos que tienen la mayoría de los nuevos consejeros -veteranos, experimentados y con peso y actitud política- me inclinaría por pensar que aquí la única clave que hay es el reflejo en el gobierno del peso decisivo que tendrá el partido llegado el momento, si es que llega y cuando llegue.

Y así se ha ido la semana. Deja un reguero reaccionario de descalificaciones para las nuevas ministras y a la vez un sinfín de elogios para el Gobierno de Zapatero en la prensa internacional, especialmente en Francia e Italia, donde se sigue con entusiasmo cada paso que da. También nos deja la nueva investidura de Chaves y a un desarmado Arenas al que sólo le queda una baraja de cartas y un espejuelo, aunque se empeñe en hacernos creer que renace con el Ave Fénix. Y permanece un gobierno que aun siendo distinto siempre parece el mismo. A la vista de los resultados que le proporciona, debe ser una estrategia acertada.

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