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Semana Santa en agosto

Una de las nociones cartesianas -clarae et distinctae- que distinguen a Sevilla de otra ciudad es la de discutir en agosto sobre la Semana Santa. ¿Qué sería la Semana Santa sin la polémica de agosto?

el 16 sep 2009 / 07:26 h.

Una de las nociones cartesianas -clarae et distinctae- que distinguen a Sevilla de otra ciudad es la de discutir en agosto sobre la Semana Santa. ¿Qué sería la Semana Santa sin la polémica de agosto? Sevilla es el antípoda de Siena, que dirime su carrera veraniega de caballos -il Pallio- en los meses invernales, propicios a los conciliábulos al amor de la lumbre de la misma manera que aquí el guiso capirotero se cuece frente al mar de Matalascañas. El de este año está adobado con la sal y las especias de las sillas de la carrera Oficial, que en La Campana cobran tintes de estadio del África profunda.

Con primitivismo menos lógico que el del bosquimano de "Los dioses deben estar locos" se centra la cuestión en el número de sillas porque, con seguridad de oráculo, se da por sentado que éstas sólo pueden estar como están. La Semana Santa, al margen de la evolución histórica y para gozo de antropólogos, captura la ciudad como el clic de una máquina fotográfica para llevársela tal cual a las tertulias, gabinetes científicos para solucionar todas las dificultades y templos estéticos donde el diseño se restringe a bambalinas, mantos y candelabros de cola.

Pero ¿y si La Campana, Sierpes, San Francisco y la Avenida no hubieran sido concebidas desde la eternidad como Carrera Oficial? Quizás en la Filosofía de la Historia de la Semana Santa deba darse un punto de inflexión igual al de Descartes en la Historia de la Filosofía que, al dejar de lado lo que daba la costumbre, encontró que la fuente de los descubrimientos estaba en el pensar desde la existencia real. A lo mejor, si se parte de ahí descubrimos que la Carrera Oficial puede ser resuelta de un modo distinto y hasta que el trayecto Plaza Nueva-Puerta de Jerez podría servir para una carrera de caballos como la del Pallio de Siena.

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