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Sencillamente exasperante

El Betis volvió a ser el equipo lento y triste, dramático casi, que deambulaba no ha mucho por la Segunda División. Encajó dos goles en ocho minutos y no tuvo respuesta para eso.

el 06 dic 2009 / 19:47 h.

Salió el Betis a la Nueva Condomina y en ocho minutos mandó al garete toda la mejoría, la ilusión y por supuesto la reacción gestadas en las dos jornadas anteriores. Cuando más seguro debía estar de sí mismo, ante un rival que sólo había ganado un partido de catorce, el Betis volvió a hacer el ridículo y poner de nuevo en duda su capacidad para aspirar de verdad al ascenso. El Murcia ganó el partido en un rato gracias a un saque de banda y a tres pifias de Damiá, Iriney y Arzu, las dos últimas en la misma jugada. Blandísimo atrás, inexistente en el medio, pendiente sólo de Emana en ataque... Así actuó el Betis en ese desastroso suspiro inicial y así continuó actuando en los ochenta y tantos minutos restantes, porque la reacción verdiblanca también fue para verla. Es imposible mover el balón con más lentitud, falta de profundidad y desidia. El Murcia se encerró en su mitad de campo y el Betis fue incapaz de triangular con la mínima velocidad exigible para agujerear el entramado del rival. Antonio Tapia acabó con los dos extremos en función de laterales, pero el equipo nunca utilizó las bandas y el colista, incrédulo por lo fácil que le resultó todo, se limitó a repeler las ridículas, exasperantes y continuas intentonas del Betis de entrar por el centro, como si por allí hubiese sitio. Evidentemente, no lo había.

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