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Deportes

Sensatez tras un poco de tensión

El presidente, el capitán y el técnico dan la cara después de los gritos de unos cuantos hinchas contra la plantilla en el entrenamiento.

el 20 nov 2012 / 10:32 h.

Pepe Mel habla con varios aficionados, ayer en la salida de la ciudad deportiva.

El 5-1 ante el Sevilla no ha sentado nada bien a los béticos, como es natural, y lo que ocurrió ayer en la ciudad deportiva era inevitable después de lo sucedido en el Sánchez-Pizjuán. Vaya por delante que no se puede hablar de alta tensión ni sobredimensionar lo que hizo un pequeño grupo de aficionados. De los 150 seguidores que acudieron a la avenida de Italia, una o dos decenas se dedicaron a gritar a los futbolistas, lo cual indujo a los responsables del club a solicitar el apoyo de un par de dotaciones de la Policía Nacional. Y ahí quedó la cosa. Los agentes no tuvieron que intervenir, el entrenamiento concluyó sin incidentes y ya sólo falta ver cuál será la reacción del beticismo el sábado en el Villamarín.

Si lo acaecido este martes sirve de termómetro, hay un jugador muy señalado: Nelson se llevó la peor parte de las protestas de los exaltados. Adrián, en cambio, fue aplaudido por quienes aguardaban en la salida. Pero haber hubo para todos en general salvo para el técnico, Pepe Mel. El míster, por cierto, estuvo charlando con los tres capitanes (Casto, Cañas y Nacho), reprendió a Jonathan Pereira por un rifirrafe verbal con hinchas, se bajó del coche para pedir disculpas a los béticos... En definitiva, estuvo conciliador y por supuesto más atinado que el domingo en Nervión.

Antes de pedir perdón a los seguidores, Mel tuvo que escuchar frases de todo tipo. "Pepe, llevan ya una hora, mételos para dentro que están muy cansados", "¿alguno quiere la entrada de recuerdo?", "15.000 personas en un entrenamiento y doce horas en una cola pasando frío para que os riáis de nosotros" o "no merecéis llevar ese escudo en el pecho" fueron algunas de las proclamas. También reprocharon a los jugadores que se excusasen por la derrota "en twitter, escondidos detrás de una pantalla". Todo, por cierto, fue escuchado en vivo y en directo por Miguel Guillén y Vlada Stosic. Pero no hubo arenga al plantel, según contó Cañas.

El presidente apareció luego, por fin, para valorar el derbi. "No tenemos un minuto que perder, hay que levantar el ánimo. Ojalá seamos capaces de devolver parte de la ilusión y la alegría a los béticos", advirtió en la radio del club. "La derrota duele, asumimos la responsabilidad y pedimos disculpas, pero hay una segunda lectura: queda mucha Liga y el equipo va bien. Hay que apoyarlo, está haciendo una primera vuelta bastante interesante y debemos procurar que esta carrera de fondo acabe con final feliz. Tenemos que destinar todas nuestras fuerzas, a pesar de este dolor que nos va a durar mucho tiempo, a procurar que el equipo siga en los puestos de arriba", agregó.

También habló uno de los capitanes, José Alberto Cañas. "No he visto el partido y no lo voy a ver", reveló el centrocampista, que explicó por qué lanzó el brazalete a Beñat en el momento de su sustitución. "Un cambio en el minuto 28 no le sienta nada bien a nadie, y menos a mí, que representaba a una entidad como el Betis, a la que respeto con todo mi corazón. Fue un gesto de rabia por el cambio, no de desprestigio. El que no lo entienda así no me conoce", confesó.

El roteño también lamentó que el beticismo "sólo vea el 5-1 y no que vamos delante del Sevilla en la clasificación" y confió en que no sea cruel con ellos. "La afición está jodida, pero los futbolistas también. Que no piensen que la gente está contenta, para nada", dijo Cañas, que pidió "disculpas" al beticismo. "Espero que el sábado nos den todo el apoyo del mundo. Entre todos debemos sacar esto adelante", reclamó.

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