Es un día soleado, de esos que anticipan una primavera calurosa unas veces, lluviosa otras, en definitiva, una primavera revoltosa y típicamente sevillana. Un constante ir y venir de viandantes invade la calle. Entre ellos se encuentra Marina Jaramillo, una estudiante de Biología alegre y entusiasta, voluntaria en Cruz Roja. Ella nos ayuda a conocer desde dentro la labor que realiza la asociación, una de las popularmente más conocidas. ¿Qué te llevó a unirte a una organización como Cruz Roja? Pues la verdad es que tenía varios amigos y conocidos dentro. Me enseñaron lo que se montaba, lo que se hacía, la finalidad que tenía y me llamó mucho la atención. Como tenía algo de tiempo libre pues fue como ¡vamos a invertirlo ahí! El tiempo... Debe ser difícil compaginar tu vida diaria, tus estudios con tu actividad en la organización. ¿Cómo consigues dedicarle tu tiempo a los demás de forma desinteresada? No consiste en perder el tiempo, es saberte organizar. Te da tiempo a todo. Es destinarlo a lo que te va a aportar. No vas obtener dinero pero sí esperas una recompensa sentimental. Por ejemplo, la gente a la que le has llegado. Con haber llegado a una persona, con que una persona haya cambiado su opinión sobre un tema, ya tienes que ser feliz. Tú has conseguido hacer eso y tú has invertido tu tiempo en saber que una persona más se informa de algo. ¿Qué crees que hay que tener para ser un buen voluntario? Compromiso, es imprescindible. ¿A qué sería comparable la experiencia de colaborar como voluntario en Cruz Roja? ¿Que a qué sería comparable? Algo que conozca seria... no sé. No es comparable a nada, es único. Explícame entonces cómo es esa experiencia. ¿Hay algún proyecto que te haya llamado especialmente la atención, en el que te hayas volcado? Yo la verdad es que tengo muy buenas experiencias. Por ejemplo, la Operación Paso Estrecho, en Algeciras. Cuando llegaron las pateras y los barcos estaba allí el servicio de Cruz Roja, socorrismo. Yo estuve en la parte de guardería y eso fue una experiencia increíble: estás allí con los niños, con las familias. Te integras con ellos y conoces otras realidades que son muy distintas a la tuya. Me impactó bastante porque era una sonrisa de oreja a oreja de uno de los niños que habían llegado a cruzar... una sonrisa de oreja a oreja y estaba tiritando de frío. Eso te cambia. ¿Algún otro proyecto que te haya marcado? El de infancia hospitalizada en el Macarena. Una serie de voluntarios van a hacer actividades con los niños que están en el hospital. Lo que hacíamos era entretener a los niños y ayudar a las familias que estaban con ellos para que se tomasen también su descanso. Allí ves otras circunstancias aunque también tienes que tener muy clara tu función, que es hacer que ese niño se lo pase bien, hacerle reír y disfrutar para que olvide que está en un hospital. Yo también entendía que mucha gente se viniera abajo porque el que estaba la semana pasada en una habitación, ya no estaba a la siguiente. ¿Le hacen a uno más fuerte este tipo de cosas? Yo creo que sí. Aprendes a dar una imagen. La tristeza te la tienes que guardar. El que está al lado no tiene por qué pasarlo mal, ni tiene que verte mal a ti. Tú has hecho lo que ha estado en tu mano, has hecho que ese niño se lo pasase bien contigo y has disfrutado viéndolo disfrutar a él. A nivel personal, ¿qué beneficios te reporta tu actividad? Muchos. Porque aprendes a relacionarte con la gente, empiezas a ver las cosas desde distintas perspectivas. Problemas como la pobreza, el hambre... para ti no dejan de ser palabras pero con esta actividad conoces otras muchas perspectivas que siempre te hacen cambiar y te hacen recapacitar. En estos tiempos tan complicados que corren, ¿ves la sociedad de forma diferente? A ver, siempre vas a encontrar gente que dice: tengo poco y no lo voy a dar. Aún así, en general, creo que se está cambiando a mejor. Al haber más personas que están necesitadas, más gente se da cuenta de esa necesidad e intenta colaborar mucho más. Antes también se hacia, siempre hay gente que está muy concienciada y que quiere ayudar, participar con lo que pueda, aunque sea con el mínimo granito de arena. Pero ahora yo creo que se está moviendo mucho más, que se está colaborando más ¡Y es curioso que quien tiene menos siempre intenta ayudar más! Aun así, ¿opinas que tal vez sea aún más necesaria la colaboración ciudadana? La verdad es que sí porque muchas veces tampoco te das cuenta de la realidad que hay hasta que no estás y lo ves. Hasta que tú no te chocas con un padre desesperado porque su hijo no tiene un cuaderno y dices ¡por Dios, si es que te lo compro yo si hace falta!... Es muy fácil decir que hay crisis. Es muy fácil decir que aquí todo el mundo está mal pero colaborando, viendo las cosas desde cerca, es más fácil concienciarse de verdad. ¿Cómo son los lazos que se forman entre los compañeros de Cruz Roja? ¿Tienen algo especial? Sí. Además, los lazos de dentro son lazos que nos unen fuera. Por ejemplo, en la parte de juventud teníamos nuestro grupo de amigos y siempre estábamos creando, siempre estábamos inventando y salían grandes ideas. ¿Notas si la gente conoce mucho o poco acerca de la organización? Bastante poco. Muchas veces por la falta de interés. Verá, quien quiere conocer conoce mucho pero quien no sabe que Cruz Roja existe y poco más. Entonces se formarán falsos estereotipos, ¿no? Sí y no. En el caso de Cruz Roja el estereotipo es el de un socorrista. Cuando luego se ve que hay voluntarios que se están dedicando a las personas mayores, a la drogodependencia a proyectos de otros ámbitos, mucha gente se sorprende. Aunque socorrismo también es parte de Cruz Roja y no es una mala perspectiva que te vean como alguien que está ayudando en ese aspecto. Por lo menos llama la atención. Ya después, cuando la gente empieza a conocer bien la organización, se da cuenta de que no es sólo socorrismo, de que dentro hay mucho más. ¿Cómo se puede participar en Cruz Roja? Está la parte básica de voluntariado. Luego hay colaboraciones, donaciones y campañas como las de recogida de material. Así formas un cachito de Cruz Roja. Hay muchas maneras de participar, simplemente tienes que moverte, interesarte, colaborar. ¿En alguna ocasión se te ha pasado por la cabeza dejarlo? La verdad es que no. Ahora, con la Universidad y demás, lo tengo más abandonado, no te voy a engañar (ríe). Pero es algo que cuando empiezas te gusta. A lo mejor sí te puedes ir cambiando del tipo de voluntariado porque buscas cosas que se asocien más a lo que quieras en ese momento. Hay ONG para lo que tú quieras: si quieres ser más activista, tienes Activistas en Acción por ejemplo, si tiras más por el tema del medioambiente, ahí está Greenpeace, si lo tuyo está más relacionado con lo religioso, pues te vas a Manos Unidas... Todo lo haces según las perspectivas que vayas viendo. Pero el voluntariado en sí no se me ha ocurrido dejarlo nunca. ¡Vaya que no! ¿Qué le dirías a las personas que están indecisas sobre si colaboran o no como voluntarios? ¡Que lo hagan! Es algo muy beneficioso para uno mismo. Puedes tener a lo mejor muy poco tiempo libre pero puedes invertir ese poco tiempo libre en crecer como persona y en tus valores. Ya dentro de cada uno está lo que quiere hacer... Pero sí creo que es necesario darse cuenta de lo que hay y de cómo se puede ayudar, de lo que se puede hacer. Hay cosas que al principio piensas que no eres capaz de hacer pero luego te das cuenta de que sí que lo eres ¡y te sobra! Te sobran ganas, te sobran fuerzas y ves que eres capaz de dar 40 veces más de ti mismo. Muchas veces, hasta que no te pones el reto, no te das cuenta de eso. Y, además, al hacer un voluntariado, en vez de estar tirado en casa estás ayudando a mucha gente que te lo está agradeciendo, conoces a muchas personas... y quieras que no el tema de la sociabilización es fundamental para todo después. A lo largo de tu vida te vas a dar cuenta de que, aunque sea simplemente para una exposición o para hablar en público, el voluntariado hace mucho. Es algo que estás aprendiendo y no te estás dando cuenta. Una sola cosa con la que te quedes de tu voluntariado. ¿Sólo una? Pues... ayudar a las personas desde luego... son pequeños gestos pero son los que te hacen grande.