En el año 2020, la depresión clínica será la primera causa de incapacidad laboral. La Organización Mundial de la Salud (OMS) también avisa de que se convertirá en el tercer motivo de enfermedad tras los males cardíacos y los accidentes de tráfico.
También se prevé que alcance la segunda posición en el ranking de años de vida perdidos por la discapacidad en todas las edades y en ambos sexos. En la actualidad, ya ostenta este segundo puesto pero sólo en la franja de edad que oscila entre los 15 a los 44 años.
Así no es de extrañar que la OMS considere la depresión como uno de los trastornos más invalidantes, con cerca de 340 millones de personas afectadas en todo el mundo.
A esto se une el hecho de que es el desencadenante más importante de suicidio: las autoridades sanitarias sitúan en 850.000 los casos que pueden asociarse cada año a esta enfermedad mental.
Por todo, los expertos advierten de que la depresión está asociada a pérdidas económicas, limitaciones físicas, aumento del número de días de incapacidad y limitaciones en el funcionamiento laboral. De modo que representa una carga económica significativa para el paciente, familiares, amigos y la sociedad en su conjunto.
