Sergio Rodríguez, en el amistoso veraniego con el Bolton.
Los problemas físicos de Sergio Rodríguez amenazan con no dejarle en paz. El canterano bético, que el año pasado perdió la oportunidad de asentarse en el primer equipo y casi no jugó en el filial por culpa de una sucesión de lesiones, ha comenzado esta temporada igual que acabó la anterior. La rodilla izquierda no se termina de recuperar de lesiones anteriores y el chaval pasará mañana por el quirófano para tratar de poner punto final al calvario que padece.
El caso es que Sergio estuvo a punto de irse cedido al Barcelona B en pleno verano, justo antes de que el Betis se marchase a Inglaterra y después de renovar con el Betis por cuatro temporadas. Las lesiones del primer equipo, sin embargo, le abrieron la puerta de nuevo y él lo aprovechó, de modo que en la concentración británica convenció a Pepe Mel para que le guardase un hueco en su plantilla. La idea del míster, el principal valedor del sevillano, era que tuviese ficha del filial pero se entrenase diariamente con el primer equipo y jugase cuando lo creyese conveniente. En el peor de los casos sería cedido a un club de Segunda.
En el tramo final de la pretemporada, el horizonte de Sergio cambió de repente. Comenzó a sentir molestias en la rodilla izquierda y dejó de entrenarse. Y llegó el principio de la competición y no pudo estar ahí. Lleva varias semanas sin trabajar en el césped y los médicos, finalmente, han decidido que la intervención quirúrgica es lo mejor. El problema en concreto es una calcificación junto al tendón rotuliano de la rodilla izquierda ("calcificación prerrotuliana en la grasa de Hoffa", apunta el parte oficial) y el tiempo de recuperación será de aproximadamente un mes.
