A Ibán Díaz, que ha participado en los informes sobre desahucios elaborados por el 15-M que vinculan los desalojos con los barrios de más paro, no le parece extraño que familias sin casa estén ocupando viviendas vacías en Madre de Dios. Más bien lo considera una pieza más del sistema, que encaja, como las hipotecas o los desahucios, en "un mercado que necesita la escasez para mantenerse".
-¿El elevado número de ocupaciones ilegales en Madre de Dios tiene alguna explicación?
-Hay pautas de localización y concentración de los desahucios. En Sevilla ocurre en Torreblanca, Tres Barrios, Macarena, Polígono Sur, El Cerro, San Pablo y San Jerónimo. Son barrios tradicionalmente obreros, viejos, con hipotecas de segunda mano, donde la vivienda tiene menor coste, con estratos de población con menos ingresos que la crisis está dejando literalmente en la calle. Coinciden con una tasa de paro enorme. Si la de Sevilla ronda el 27%, en esos barrios superaba el 31% en 2007, el último dato publicado, y ahora con la crisis será mayor. Son zonas envejecidas que congregan población extranjera, casas de mala construcción, pequeñas, con tabiques de papel... casi chabolismo vertical. Pero son baratos, y es gente pobre la que sufre esta situación.
-¿También se están dando ocupaciones en otros barrios?
-Sí, hace poco vino una mujer sola con dos hijas al 15-M a pedir asesoramiento legal para ocupar una casa. Dice que si se queda en la calle qué hace, ¿entrega a sus hijas a la Junta? Pues ocupa.
-¿Asesoramiento legal para ocupar una casa?
-Es que el contexto social ha cambiado totalmente. En un contexto de paro, crisis y pobreza, en Sevilla hay 43.000 viviendas vacías (censo de 2001); se han construido muchas y no se han vendido, y con los desahucios, los bancos van a acumular propiedades para desbancar como terrateniente a la duquesa de Alba. Aunque en esta crisis hemos participado todos, el resultado de la codicia de los bancos ha contribuido a deslegitimarlos, y la deslegitimación de los bancos está legitimando acciones de... desobediencia civil económica, podría decir. La gente está que trina.
-Es un fenómeno nuevo...
-Bueno, la ocupación es una acción de desobediencia ante una situación de injusticia, pero Sevilla creció durante la primera mitad del siglo XX en base a suelos ocupados, barrios que luego se han consolidado. La vivienda es una necesidad pero también una mercancía, y no se produce en función de la necesidad sino de la demanda solvente, para la burguesía; el resto ocupaban suelos rústicos. Amate, Los Carteros o Árbol Gordo surgieron de ocupar suelos. A veces también con el enriquecimiento de intermediarios, como en el Barrio León. El señor León parceló y vendió a inmigrantes terrenos, con ganancias tremendas, y luego los vecinos tuvieron que apañarse con el Ayuntamiento para legalizarlos. Con un coste que recae sobre toda la sociedad. Lo pagamos entre todos.
-¿Es por incapacidad de la administración para gestionarlo?
-Por la incapacidad de la administración, la codicia de unos, la pobreza... que también forma parte, ningún mercado puede funcionar sin escasez. La de vivienda nunca se puede agotar, es necesaria para que se revalorice. Aunque haya 3,5 millones de viviendas vacías, se especula con ellas, se sacan del mercado.
-¿Qué puede hacer la administración para solucionarlo?
-Intervenir. Para empezar sería un buen paso despenalizar la ocupación. En Reino Unido o Francia no es un delito penal. En Holanda, hasta 2010, si una casa estaba años abandonada había derecho a ocuparla. En Francia están prohibidos los desalojos en invierno... El rol de la administración de echar a las familias de las casas es inmoral aunque sea legal. Si es legal que un banco eche a una familia a la calle y es ilegal que una familia se meta en una casa, podríamos plantearnos cambiar las leyes. La administración debe intervenir pero en serio, no privatizando el parque público como ha hecho la Junta, para quitárselo de enmedio. No creando un mercado paralelo para clases medias, un poquito más barato. Hay que intervenir en función de las necesidades sociales, no del mercado. Fomentando el alquiler, no la propiedad. Creando un colchón social ante los problemas de pobreza que realmente existen, y que van a ir a peor.
-Volviendo a Madre de Dios, los vecinos son comprensivos con las familias ocupas pero temen que la situación se deteriore. ¿Tienen motivos para temerlo?
-Es que no comparto el punto de partida. El barrio no se va a degradar ahora, lleva mucho tiempo degradado. Sevilla es una ciudad muy segregada, con problemas de pobreza urbana, que genera guetos sociales, sean Madre de Dios, el Polígono Sur o la barriada de Villegas. Entonces buscamos culpables: hace cinco años era la población inmigrante la que se decía que podía deteriorar esas zonas, ahora se podría decir que son los ocupas. Pero los problemas son otros. La crisis, la pobreza...
-Pero son muchas las ocupaciones que se están produciendo. ¿No puede llegar un momento en que sean demasiadas?
-Los ocupas no van a colapsar el sistema. La gente lo que hace es salvarse como puede. Es parte del fundamento económico de la burbuja inmobiliaria.
-¿Y qué se puede hacer?
-En casos como el de Madre de Dios, al final, o se tira el barrio y se dispersa la pobreza, o se aplica un plan integral como el del Polígono Sur, pero así no se interviene en todos los problemas.
-El plan del Polígono Sur sí prevé intervenir desde la educación en sus primeras fases, y en la formación para el empleo.
-Sí, la del Polígono Sur no es una experiencia negativa. Quiero decir que el cupo de pobres siempre lo vamos a tener ahí. Se crean contenedores de pobres, y se van metiendo ahí hasta que la situación estalla, y entonces es cuando se interviene. Pero la pobreza no se crea ni se destruye... bueno, sí se crea, pero no se destruye. La Alameda es un buen ejemplo: en 20 años ha pasado de ser un lupanar a un sitio precioso de clase media, para familias, con espacios públicos supercuidados... pero las putas y los yonkis que había aquí no se han hecho ingenieros de Telecomunicaciones. Sólo se han desplazado, están en otro sitio porque no se actúa sobre ellos.
-Tal como lo dice parece como si la administración, en vez de combatirlo, lo consintiera.
-Yo creo que se debería intervenir más. Aunque también se dice que a la Junta y a la Policía le conviene que en las Tres Mil siga habiendo zonas en las que se escondan los delincuentes. Así al menos los tienen controlados.