Local

Setas contra la Sevilla "rancia"

El alcalde asegura que Metropol Parasol será «uno de los lugares más sevillanos» y augura que en un año habrá recuperado para la ciudad la inversión hecha.

el 27 mar 2011 / 16:37 h.

TAGS:

Los cientos de sevillanos que inundaron ayer las setas de la Encarnación, cuyos últimos pespuntes se han dado a la velocidad de la luz dejando tras de sí un fuerte olor a pintura e incluso algún reguero sepia en el suelo, parecieron dar la razón al alcalde en su certeza de que la plaza será pronto “uno de los lugares más sevillanos de Sevilla” pese a las críticas de algunos sectores.

Estoy seguro de que harán este espacio suyo, igual que hay gente que cree que la Avenida peatonal o la Alameda siempre estuvieron así”, dijo Alfredo Sánchez Monteseirín, que en la inauguración de los parasoles quiso dejar claro que el proyecto del arquitecto berlinés Jürgen Mayer es “la Sevilla del siglo XXI” frente a la “sevillanía rancia”.

“Pido perdón a aquellos que sienten que Metropol Parasol arremete contra su visión de lo que entienden como sevillanía, una sevillanía rancia”, dijo el regidor, escoltado por todos los concejales socialistas y por antiguos cargos municipales de su confianza como la exedil y exconsejera Evangelina Naranjo o la directora general de Servicios Sociales, Ana Gómez. En cambio, no asistió ni un solo concejal del socio de Gobierno, IU, ni de la oposición, que ejerce el PP. Tampoco se dejaron ver autoridades de mayor rango: ningún representante de la Junta, por ejemplo, asistió al estreno del proyecto más emblemático de los propuestos por Monteseirín.

Ante el propio Mayer, al que luego el alcalde dedicó unas palabras llamándolo “macareno nacido en Berlín” y asegurando que las ciudades se disputan ya sus diseños arquitectónicos, cuyo estilo evoca al barroco sevillano según el regidor, Monteseirín descorrió un lienzo de terciopelo rojo –muy poco acorde con un proyecto tan vanguardista– y dejó ver una placa conmemorativa de forma ondulante, que emula la planta del Metropol Parasol, mientras en un recoveco de la plaza comenzaban a lanzarse cañonazos de confeti. En lo alto de la estructura, cuatro enormes banderas de la UE, España, Andalucía y Sevilla ondeaban mecidas por el viento que corría ayer tarde.

A partir de entonces, los visitantes pudieron comenzar a recorrer la plaza elevada que queda entre las setas, cogiendo sitio para el concierto que ofreció la Banda Municipal, y hacer cola para entrar en el Antiquarium, que muestra los restos arqueológicos que fueron hallados cuando comenzaron las excavaciones en el solar. Fue en este espacio, elegantemente acristalado y adornado con luces ambientales que cambian de color, donde el alcalde lanzó su mensaje:“Inauguramos hoy un magnífico espacio, en el centro histórico de Sevilla, que abre las puertas al progreso económico y al desarrollo de un sector de la ciudad que estaba en franca decadencia”.

El curioso diseño ha sido denostado por algunos por su contraste con el entorno, en pleno casco histórico, y se ha granjeado motes ya popularizados como el de las setas, los champiñones, los parasoles o los gofres, por su apariencia cuadriculada. Los detalles de la estructura podrán ser ahora observados desde todas las perspectivas, incluida la visión de la ciudad que ofrece el mirador de la última planta, cuyos pasillos se pueden recorrer para obtener una panorámica de 360 grados en la que destacan cúpulas, campanarios y espadañas de las innumerables iglesias del Centro. Aunque habrá que esperar algunos días, porque hay que terminar de pintar y remozar pequeños detalles en esa zona, que será de acceso gratuito para los sevillanos, pero no para los turistas.

La constructora Sacyr, que dispondrá de la concesión de la plaza durante 40 años, se ha encargado de ensamblar las 3.500 piezas que forman la estructura de madera de las seis setas, que pesan 1,3 millones de kilos y han sido ensambladas con cifras mareantes: 2.500 nudos, 12.000 uniones, 15 millones de clavos...

A Monteseirín no le faltaron ayer motivos para justificar el proyecto: desde que “Sevilla no puede ser un territorio congelado en el tiempo” hasta los argumentos económicos: “Este proyecto, concebido en época de bonanza económica y concluido en una de crisis, es una excelente herramienta para la creación de actividad económica y empleo. Los beneficios económicos que Metropol Parasol va a traer a la ciudad superarán, en solo un año, a la inversión acometida”. El dato procede de un estudio presentado el pasado mes de junio por el delegado de Urbanismo, Manuel Rey, que mantiene que el proyecto tendrá un impacto económico de 369 millones de euros en un año, entre impacto directo e indirecto. El coste de los parasoles ha sido superior a los 100 millones de euros, muy por encima de los 51 millones presupuestados en un principio.

También a eso se refirió el alcalde, que admitió: “No ha sido fácil, hemos sufrido problemas de diverso tipo, constructivos, de acopio de la madera, económicos, administrativos. Pero los hemos superado porque el proyecto lo merecía, porque Sevilla lo merecía”, sentenció, desechando de un plumazo los cuatro años de retraso y el importante desvío económico que se produjo cuando el Ayuntamiento tuvo que admitir que los parasoles eran “imposibles de construir” y tuvo que iniciar de cero la planificación.

Sin embargo, el alcalde lo dio ayer todo por amortizado. Recordó que el solar en el que ahora se levantan el mercado de abastos, la plaza pública, el moderno mirador y el museo arqueológico fue “nido de ratas, parking de coches, estacionamiento de autobuses y una demostración palmaria de incapacidad política” hasta que se decidió levantar en él un “hito arquitectónico”.

El regidor aprovechó para agradecer su participación a Mayer y a su estudio; a los responsables y los técnicos de la constructora Sacyr, adjudicataria de las obras y también presente en la inauguración; a los placeros de la Encarnación, recién mudados al nuevo mercado tras 37 años en unas instalaciones provisionales; a los jóvenes que apoyaron el proyecto “en foros, blogs y redes sociales incluso cuando los nubarrones más negros se cernían sobre él” y también a los sevillanos “que han mantenido una distancia prudente, una neutralidad racional, un sabio silencio maestrante a la espera de ver cómo resultaba la faena. Y que en estos días pueden venir a verlo con sus propios ojos y hacerse una opinión propia”.

Los primeros visitantes se acercaron ayer. Y el Consistorio espera que 600.000 personas lo hagan cada año.

  • 1